En 2023 los envases de plástico ya no podrán ser utilizados para verduras y frutas, y en 2030 los envases deberán contener al menos un 30% de plástico reciclado y todos tendrán de ser reciclables. Teniendo en cuenta estos datos, parece claro que los envases alternativos de papel y cartón se postulan como una opción interesante para el sector de la alimentación.
La irrupción de estos materiales como alternativa sostenible al plástico supone un reto y oportunidad de negocio para esta industria. Por esta razón, representantes de asociaciones del sector reclaman que el papel y cartón no sean considerados residuo, sino materias primas en la nueva legislación en trámite.
Con unas tasas de reciclaje al 66,9%, por encima de los países de nuestro entorno, papel y cartón constituyen una fuerza pujante dentro de la economía circular en España y su aterrizaje masivo en el sector de la alimentación parece inevitable a la luz de la nueva legislación.
Diversos casos de éxito, como el de la bandeja de cartón termosellada, avalan las posibilidades de estos materiales. Las investigaciones y procesos de innovación en marcha apuntan hacia mejoras en el logro de envases de papel y cartón basados en unos ecodiseños que respeten el medioambiente. No menos importate es la cuestión de las características que han de reunir estos envases alternativos para poder estar en contacto con alimentos. En ese sentido, el principal reto es evitar sustancias perjudiciales para la salud de los consumidores, como metales, aceites minerales o disruptores endocrinos.
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