Compliance ambiental, antídoto contra los sobresaltos legales

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El artículo 325 y siguientes del Código Penal español recogen el delito contra el medio ambiente como uno de los posibles daños susceptibles de exigir responsabilidad penal a las personas jurídicas. La existencia de estos delitos da sentido a la creación de un sistema empresarial interno que permita identificar con antelación los potenciales riesgos que su actividad económica pueda generar y adoptar las medidas necesarias para prevenir su comisión. Ese sistema es el compliance ambiental.

 

¿Qué es el compliance ambiental?

 

El término compliance o cumplimiento normativo se refiere al área específica de una compañía que se encarga de «identificar, asesorar, monitorear y alertar de los riesgos en que puede incurrir una empresa, pública o privada, para velar por el estricto cumplimiento de la legalidad». Esta dimensión empresarial ha de asegurarse de que la organización cumple rigurosamente con toda la normativa que regula y protege el medio ambiente.

 

Principales normativas de compliance ambiental

 

Diversas normas y estándares ayudan al cumplimiento normativo dentro de las compañías. Probablemente, la más extendida a nivel empresarial sea la ISO 14001.

 

Normativa internacional: ISO 14001

 

La Norma ISO 14001 es un Sistema de Gestión Ambiental de carácter voluntario que permite a las empresas identificar y gestionar los riesgos ambientales que pueden producirse internamente como resultado de su actividad. Su objetivo es establecer un marco normativo para la protección del medio ambiente y la prevención de delitos ambientales.

La norma se apoya en la legislación vigente en materia ambiental e incluye medidas tanto de prevención de riesgos como de protección del medio ambiente. Consta de un conjunto de documentos de gestión ambiental que, una vez implantados, afectan a todos los aspectos de la gestión de una organización en sus responsabilidades ambientales y ayuda a las organizaciones a tratar estos asuntos de manera sistemática y transversal.

 

Otras normas y estándares.

 

Existen otras normas, estándares o tratados internacionales que sirven de referencia para el cumplimiento normativo en materia ambiental.
Entre ellas, cabe destacar: la ISO 50001 (Sistema de Gestión de la Energía), ISO 20236 (Calidad del agua); el  Reglamento REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas); los Convenios de Basilea o Estocolmo; el Protocolo de Kioto; los Acuerdos de París, y directivas europeas como la 2010/75/UE sobre emisiones industriales (IED), la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE o Hábitats 92/43/CEE de protección de la biodiversidad.

 

Cómo afecta el compliance ambiental a las empresas

 

El cumplimiento ambiental tiene numerosos efectos positivos en las empresas que lo implementan. Los principales son:

● Evita sanciones. Al anticipar internamente aquellos riesgos ambientales inherentes a la actividad empresarial, la organización cuenta con una herramienta para evitar incumplimientos normativos y las sanciones aparejadas a ellos.

● Potencia la responsabilidad empresarial. El compliance ambiental ayuda a incluir las cuestiones climáticas en la estrategia empresarial, lo que refuerza y aporta cohesión y sistematización a sus políticas de RSC.

● Mejora los procedimientos internos. Gracias a que para adecuarse a la normativa las medidas derivadas del compliance, como los estándares de calidad o los sistemas de gestión, introducen mejoras en el sistema productivo.

● Mejora la reputación. Las empresas que aplican cumplimiento normativo a sus procesos son percibidas por sus grupos de interés como organizaciones responsables, preocupadas por el medio ambiente y que toman acciones para asegurarse de que sus actuaciones no generan impactos negativos en su entorno.

● Ayuda a identificar y aprovechar oportunidades de negocio. Derivadas de las exigencias normativas en materia ambiental y los cambios que estás provocan en el mercado.

 

Consecuencias legales de no cumplir con la normativa ambiental

 

Las consecuencias de no aplicar medidas de compliance ambiental pueden ser muy perjudiciales para las empresas. No contar con esa protección interna puede derivar en incumplimientos, y estos en consecuencias legales de diversa gravedad. Desde multas económicas de diferente cuantía, hasta la imposibilidad de acceder a subvenciones o ayudas, la suspensión temporal de actividades o, en casos muy graves, el cierre definitivo de la empresa o incluso penas de cárcel para sus responsables.

A modo de ejemplo, el artículo 325 del código penal establece que se «castiga con pena de prisión de 6 meses a 2 años, multa de 10 a 14 meses y pena de inhabilitación especial para profesión u oficio de 1 a 2 años conductas consistentes en provocar o realizar emisiones, vertidos, radiaciones, extracciones o excavaciones, aterramientos, ruidos, vibraciones, inyecciones o depósitos en la atmósfera, el suelo, el subsuelo o las aguas de todo tipo».

 

Implementación de programas de compliance ambiental

 

Implementar un sistema de compliance ambiental supone seguir una serie de pasos. Un modelo estándar sería:

● Elegir a una persona para asumir la función de compliance officer. Esta figura es el especialista interno de la empresa encargado de velar por ese cumplimiento normativo dentro de la organización.

● Trazar un mapa de riesgos ambientales que identifique aquellos susceptibles de afectar a la organización debido a la naturaleza de sus actividades. Por ejemplo, exceso de emisiones de CO2 o vertidos tóxicos en el caso de una industria.

● Clasificar los riesgos. En base a criterios de posibilidad de que se produzcan y gravedad de sus posibles efectos.

● Crear mecanismos de detección, mitigación y subsanación de riesgos ambientales.

● Desarrollar planes de prevención de riesgos ambientales y sistemas de actualización y mejora de los mismos.

● Redactar una guía o manual que recoja las líneas de actuación de la empresa en relación al medio ambiente.

● Formar a la plantilla en cuestiones relacionadas con la normativa ambiental y directrices para ajustarse a ese compliance ambiental.

● Evaluar. Consiste en la monitorización periódica de las medidas adoptadas para comprobar su efectividad, detectar fallos e introducir líneas de mejora.

 

Planificación estratégica y gestión de riesgos ambientales

 

Los delitos ambientales pueden ser debidos a muy diversas causas: emisiones nocivas, vertidos tóxicos, mala gestión de residuos, radiaciones, extracciones o excavaciones, aterramientos, ruidos, vibraciones, inyecciones, depósitos, captaciones de agua, etc.

Esa variedad de potenciales problemas ambientales obliga a realizar una cuidadosa planificación estratégica y gestión de esos peligros. Las citadas fases de elaboración del mapa de riesgos y su clasificación por probabilidad de ocurrencia y peligrosidad forman parte de esa planificación, así como también la elaboración de un listado de medidas encaminadas a prevenir, mitigar o compensar su ocurrencia.

 

Buenas prácticas de compliance ambiental en la industria

 

El compliance ambiental puede (y debe) ir más allá de la simple prevención del delito contra el medio ambiente. Así entendido, el cumplimiento puede convertirse en una herramienta muy poderosa para alinear a la empresa con los objetivos climáticas europeos y con una sensibilidad social cada vez más sensibilizada con el medio ambiente.

Además, con esta «milla extra» del cumplimiento normativo, las empresas obtienen no solo los ya mencionados beneficios de evitación de problemas legales o mejora de la reputación, sino que también ganan en competitividad. Y es que aquellas compañías que van más allá de lo estrictamente «obligatorio» parten con ventaja a la hora de acceder a nuevos modelos de negocio basados en la sostenibilidad y se anticipan a otros competidores que simplemente se ajusten a la observación de la norma.

 

La economía circular como parte del compliance ambiental

 

La economía circular también forma parte del compendio de actuaciones que abarca el cumplimiento ambiental y así se refleja en legislación europea. El artículo 17 del Reglamento de Taxonomía la de la Unión Europea para el clima establece que una actividad económica causa un perjuicio significativo al objetivo de transición hacia una economía circular «cuando dicha actividad (i) genere importantes ineficiencias en el uso de materiales o de recursos naturales, (ii) dé lugar a un aumento significativo de la generación, incineración o eliminación de residuos, o (iii) la eliminación de residuos a largo plazo pueda causar un perjuicio significativo y a largo plazo para el medio ambiente».

En cuanto a criterios generales que permitan determinar cuándo se puede estar causando un perjuicio significativo a este objetivo medioambiental, los Actos Delegados del Reglamento apuntan al «deber de evaluar la disponibilidad y, en caso afirmativo, la adopción de técnicas que apoyen: (i) la reutilización y el uso de materias primas secundarias y componentes reutilizados en los productos fabricados; (ii) el diseño con vistas a una alta durabilidad, la reciclabilidad, el fácil desmontaje y la adaptabilidad de los productos fabricados; (iii) una gestión de residuos que dé prioridad al reciclado sobre la eliminación en el proceso de fabricación; (iv) la información sobre sustancias preocupantes a lo largo del ciclo de vida de los productos fabricados, y la rastreabilidad de esas sustancias».

 

Monitoreo y control de los riesgos ambientales en empresas

 

La ISO 14001 incorpora sistemas para monitorear la eficacia de los sistemas de control de riesgos en las empresas. Concretamente, en su apartado 9.1 indica:

● La empresa debe seguir, medir, analizar y evaluar el desempeño ambiental. La organización debe determinar qué se necesita para seguir y medir los métodos de seguimiento, medición, análisis y evaluación.

● La organización debe asegurarse de que los equipos de seguimiento y medición se encuentran calibrados, se usan y se mantienen según sea apropiado.

● La organización debe evaluar su desempeño ambiental y la eficacia del sistema de gestión ambiental. Debe comunicar su desempeño ambiental tanto interna como externamente, según lo determinado por su proceso de comunicación y como lo requieren sus obligaciones de cumplimiento.

Además, en el apartado 9.2.2, referido a Evaluación del cumplimiento, indica:

● La organización debe establecer, implantar y mantener los procesos necesarios para evaluar el cumplimiento de sus obligaciones. La empresa debe: determinar la frecuencia con la que se evaluará el cumplimiento, evaluar el cumplimiento y tomar medidas si es necesario, y mantener el conocimiento y la comprensión de su cumplimiento

Por último, la organización debe planificar e implementar un proceso de evaluación de la conformidad con las obligaciones de cumplimiento. Para ello, tiene que:

● Establecer la frecuencia con la que se realiza la evaluación del cumplimiento.
● Evaluar el cumplimiento y comprender las acciones que sean necesarias.
● Mantener el conocimiento y la comprensión del estado de conformidad con las obligaciones de cumplimiento.

 

Casos de éxito en la implementación de compliance ambiental

 

● 3M. La compañía global ha implantado la norma ISO 14001 en muchas de sus instalaciones para evitar riesgos ambientales, además de establecer un sistema de gestión ambiental integral en todas sus operaciones.

● Toyota. A través de la norma medioambiental ISO 14001, la empresa automovilística ha implantado un sistema de gestión que garantiza el cumplimiento de la legislación vigente, además de lograr una reducción de los riesgos de impacto medioambiental y una optimización de los procesos que puedan tener incidencia en los recursos naturales.

 

Desafíos y tendencias en el cumplimiento ambiental para empresas

 

El cumplimiento normativo recae por entero en las empresas, y los cambios en esta materia son tan frecuentes y las normas tan numerosas que les obliga a hacer un sobre esfuerzo para no incurrir en incumplimientos. Por un lado, esto exige que esa normativa ambiental en sus vertientes europea, nacional y regional esté armonizada para facilitar esa labor de aceptación. Por otro lado, la reglamentación medioambiental necesita acompañarse de un marco de financiación sostenible hacia inversiones que reduzcan la exposición de las empresas a estos riesgos climáticos y medioambientales.

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