¿Por qué es necesario contar con un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) en las empresas?

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Reducir su huella ambiental –el impacto que las actividades de una empresa y sus productos provocan sobre el planeta en forma de contaminación, consumo de recursos naturales o generación de residuos– se ha convertido en una cuestión prioritaria para la mayoría de las compañías que operan en el mundo. Una legislación cada vez más restrictiva en ese aspecto, los condicionantes económicos o una opinión pública cada vez más sensibilizada con la sostenibilidad y alineada con las empresas que comparten esa inquietud han contribuido a ello. Sin embargo, para poder reducir esa huella ambiental primero es necesario llegar a algún tipo de consenso acerca de qué criterios hay que seguir para medirla y tener un método para mantenerla a raya. A esos intentos por homogeneizar la manera de evaluar los comportamientos ambientales de las empresas y de aplicar medidas destinadas a mejorarlos es a lo que llamamos Sistemas de Gestión Ambiental (SGA).

 

¿Qué es un Sistema de Gestión Ambiental y por qué las empresas necesitan uno?

 

Una definición más o menos académica y exhaustiva de Sistema de Gestión Ambiental (SGA) haría referencia al conjunto de políticas, procesos, procedimientos y prácticas que una empresa pone en marcha para identificar, medir y gestionar su impacto ambiental, así como para mejorar su desempeño en esta materia.

 

En esencia, el objetivo de un SGA es contribuir al desarrollo económico sostenible de la organización y, para ello, todo buen Sistema de Gestión Ambiental debe cumplir una serie de funciones dentro de la compañía. Así, debe asegurarse de que las actividades de la empresa se adaptan a la normativa ambiental existente en ese momento, identificar aquellas que mayores impactos ambientales generan, elaborar planes y diseñar medidas para mitigar esos impactos, crear las estructuras y recursos necesarios para ponerlas en marcha y evaluar sus resultados.

 

Beneficios del Sistema de Gestión Ambiental

 

Entre los beneficios que una empresa de cualquier tamaño y sector de actividad obtiene de un Sistema de Gestion Ambiental, destacan los de carácter económico, organizativo y reputacional.

 

Respecto a los primeros, una de las principales ventajas de contar con un SGA es que permite evitar sobresaltos en forma de multas por incumplimientos normativos en materia medioambiental. En ese sentido, el Sistema de Gestión Ambiental actúa como una especie de compliance officer medioambiental que vigila que las actuaciones de la empresa se mantengan siempre bajo los parámetros de una leyes medioambientales cada vez más numerosas, complejas y restrictivas.

 

Sin abandonar el apartado económico, el Sistema de Gestión Ambiental también ofrece valiosa información para optimizar recursos, lo que redunda en importantes ahorros en costes de producción, además de servir de punto de partida para explorar nuevas oportunidades de negocio con base sostenible.

 

En el plano organizativo, el SGA juega un papel decisivo en la medición y mitigación de riesgos medioambientales derivados de la actividad empresarial; por ejemplo, en la prevención de accidentes como el vertido de sustancias peligrosas al entorno. También agiliza y hace más seguros los procesos internos, gracias a la definición precisa de procedimientos de trabajo y elaboración de documentación específica sobre desempeño ambiental.

 

Por último, los SGA contribuyen a mejorar y consolidar la reputación ambiental de una empresa, algo que tiene efectos positivos en la manera en que esa compañía es percibida por sus distintos grupos de interés.

 

Origen de los Sistemas de Gestión Ambiental

 

La preocupación por la gestión ambiental de las organizaciones no es nueva. Sin embargo, hasta mediados de los años 90 del siglo pasado lo habitual era que se gestionase de forma interna partiendo de una inquietud o de la responsabilidad particular de cada organización. En el mejor de los casos, era la respuesta a normas de carácter local o nacional.  Algunas compañías pioneras en este sentido fueron British Petroleum, que desarrolló su propio sistema para reducir el impacto ambiental de sus operaciones ya en la década de los años 80, o los de Dupont o Xerox, que lo hicieron en los primeros 90.

 

El punto de inflexión hacia la estandarización llegó en 1992. Fue entonces cuando el British Standards Institute creó la resolución 7750, germen de la ISO 14001 de 1996, primer gran estándar de Sistema de Gestión Ambiental en el mundo.

 

SGA. Principales Sistemas de Gestión Ambiental

 

La sistematización de procesos que constituye la principal ventaja de un SGA implica que estos deben basarse en unos determinados estándares compartidos por una gran mayoría de empresas para que tengan verdadero valor. Solo así, mediante la homogeneización, será posible comparar y establecer escalas de referencia.

 

En ese sentido existen distintos sistemas de gestión ambiental. Estos son los principales:

 

  • ISO 14001. Es la norma internacional de referencia que marca los criterios para que un Sistema de Gestión Ambiental sea efectivo. Se estructura en varias secciones: Alcance, Referencias normativas, Términos y definiciones, Contexto de la organización, Liderazgo, Planificación, Apoyo, Operación, Evaluación del desempeño y Mejora.

 

  • Reglamento EMAS. (Eco-Management and Audit Scheme). Herramienta creada en 1993 por la Unión Europea a partir de la ISO 14001. Su objetivo es promover mejoras continuas en el comportamiento ambiental de las empresas. EMAS es un esquema de gestión y auditoría ambiental que implica un compromiso por parte de las compañías de reducir sus residuos y sus consumos de energía y de recursos naturales.

 

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