Todo lo que hay que saber sobre el mundo de los embalajes

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En un mundo globalizado y digitalizado, en el que los productos de consumo recorren en poco tiempo miles de kilómetros hasta llegar a los puntos de venta o al consumidor final, los envases y embalajes adquieren casi tanta importancia como los propios productos que contienen. Son los guardianes que vigilan que la mercancía llegue sin incidencias desde el origen hasta el destino, haciendo así la experiencia de compra segura y satisfactoria. Por ello, buena parte del mérito de que los consumidores puedan disfrutar de los productos que adquieren en el mercado corresponde a los embalajes.

 

¿Qué es un embalaje?

 

Un embalaje es, básicamente, un contenedor o envase diseñado para proteger y transportar productos, garantizando su integridad durante el almacenamiento, distribución y consumo. Aunque pueden parecer conceptos equivalentes, un embalaje no es lo mismo que un envase. El primero comparte con el segundo sus funciones de proteger, almacenar y conservar el producto. Las diferencias vienen por el hecho de que un embalaje esta diseñado con una visión más logística, concebido específicamente para facilitar el transporte y almacenaje. Son contenedores de vocación colectiva y normalmente con capacidad para albergar distintas unidades de producto. Mientras que un embalaje puede contener numerosos envases, en el interior de un envase no puede haber un embalaje.

Otra diferencia importante es que los embalajes no suelen tener una función publicitaria ni se utilizan para presentar los productos de una manera atractiva, como sí sucede con los envases. Su orientación es más funcional y se limitan a proteger los productos que se encuentran en su interior.

 

Orígenes del embalaje

 

La necesidad de encontrar sistemas que protejan y contengan los bienes de consumo no es nueva. Los primeros seres humanos ya recurrían a los materiales que la naturaleza ponía a su alcance, como hojas o pieles de animales, para envolver en ellos sus alimentos y pertenencias. Estos rudimentarios embalajes cumplían dos propósitos fundamentales: prevenir el deterioro de los alimentos por la exposición a los factores ambientales y facilitar su transporte.

A medida que la civilización fue evolucionando, se fueron también desarrollando técnicas de embalaje más sofisticadas. Los antiguos egipcios empleaban papiro para envolver alimentos y objetos preciosos, mientras que los griegos y romanos utilizaban ánforas y cerámica para contener y transportar líquidos y alimentos.

La Revolución Industrial marcó un hito en la historia de los embalajes. Con la mecanización de la producción y el auge del comercio internacional, surgió la necesidad de contar con embalajes más eficientes y estandarizados. El cartón corrugado, patentado en 1871, revolucionó la industria al proporcionar una forma económica y resistente de proteger productos durante el transporte.

En el siglo XX, la innovación en materiales como el plástico o el poliestireno expandido (EPS) permitió la llegada de una nueva hornada de embalajes muy versátiles y ligeros.

 

Embalajes de cartón

 

Los embalajes de cartón son una categoría de embalajes ampliamente reconocida y utilizada en todo el mundo. Su popularidad se debe a su versatilidad, ligereza y capacidad para satisfacer una gran variedad de necesidades de embalaje, además de ser uno de los materiales que menor huella de carbono produce gracias a su poco peso y sus altas propiedades de reciclaje.

Una de las ventajas más notables de los embalajes de cartón es su versatilidad. Se fabrican en una gran variedad de formas y tamaños, lo que los hace adecuados para multitud de productos y aplicaciones. Esta flexibilidad permite a las empresas encontrar soluciones de embalaje de cartón que se ajusten perfectamente a sus necesidades, independientemente del tipo de producto que estén manejando, desde cajas estándar hasta envases personalizados para un tipo específico de producto.

Por otra parte, los embalajes de cartón proporcionan una excelente protección. Su rigidez, capacidad de amortiguación y resistencia a los golpes y la compresión los hace especialmente adecuados para contener productos frágiles o delicados. Son embalajes muy seguros a la hora de manipularlos durante el transporte, en los centros de distribución y en los puntos de venta.

Finalmente, desde el punto de vista de la sostenibilidad, presentan excelentes propiedades de reciclaje y reutilización. El cartón es un material renovable y reciclable, lo que convierte a los embalajes fabricados con este material en una opción muy ecológica. Una vez finaliza su ciclo de vida, los embalajes de cartón pueden ser fácilmente separados y reciclados en plantas especializadas, donde son procesados y transformados en nuevos productos de papel y cartón. De esta manera, un embalaje de cartón vive varias vidas, algo que reduce el consumo de materias primas vírgenes y minimiza la generación de residuos.

 

Embalajes de madera

 

Los embalajes de madera son una forma clásica y resistente de contener y proteger productos durante el transporte y el almacenamiento.  De hecho, su tradición se remonta a largo tiempo atrás. Desde cajas de madera hasta palés y barriles, el uso de este tipo embalajes ha sido una constante del comercio internacional a lo largo de la historia. Su durabilidad, resistencia al impacto y capacidad para soportar cargas pesadas los hicieron ideales para proteger una amplia variedad de productos, desde alimentos hasta maquinaria.

Los embalajes de madera presentan numerosas ventajas, entre ellas:

 

  • Resistencia. La madera es conocida por su alta capacidad para soportar cargas pesadas y resistir daños durante el transporte.

 

  • Versatilidad. Los embalajes de madera pueden ser adaptados a diferentes tamaños y formas de productos.

 

  • Reciclaje y reparación. La madera es un material renovable que se puede reciclar y reparar fácilmente, lo que prolonga su vida útil y reduce los residuos. En ese sentido, el uso de madera reciclada —a veces combinada con otros materiales como el plástico reciclado— está permitiendo lograr nuevos embalajes a partir de madera que combinan durabilidad y sostenibilidad.

 

  • Biodegradabilidad. En comparación con algunos materiales sintéticos, la madera es biodegradable.

 

Estos beneficios no ocultan, sin embargo, el hecho de que este tipo de embalajes también presentan no pocos desafíos ambientales. A pesar de la madera es un material muy entroncado con la economía circular gracias a sus ya mencionadas propiedades de durabilidad, reutilización o capacidad de reparación, su origen supone un claro problema medioambiental.

 

La tala masiva de árboles para la producción de madera destinada a usos industriales incide de manera directa en la deforestación y en la pérdida de hábitats naturales. Por esa razón, es imprescindible realizar una gestión sostenible y responsable de las prácticas forestales que garantice que los bosques tienen suficiente capacidad de regeneración. En ese sentido, programas de certificación, como el FSC (Consejo de Administración Forestal), sirven para garantizar que la madera utilizada en la fabricación de este tipo de embalajes proviene de fuentes responsables.

 

Otra cuestión que es necesario abordar cuando se habla de embalajes de madera es el tratamiento fitosanitario. Los embalajes de madera, especialmente los utilizados en el transporte internacional, deben ser tratados adecuadamente para evitar la propagación de plagas y enfermedades forestales. Esto se logra a través de tratamientos como el calor o la fumigación, y se certifica mediante normativas internacionales, como la Norma NIMF 15.

 

Materiales más utilizados en embalajes

 

Los embalajes pueden realizarse a partir de distintos materiales. La elección de uno u otro dependerá de factores como la fragilidad del producto, la duración del transporte o el impacto medioambiental esperado. En general, cada vez se busca más la sostenibilidad, optando por materiales reciclables y biodegradables.

Ya nos hemos referido a dos de los materiales más utilizados para la confección de embalajes: el cartón y la madera. Los otros materiales predilectos de los fabricantes para sus embalajes son:

 

  • Plástico. Los embalajes de plástico son duraderos, resistentes al agua y a los golpes y muy versátiles, gracias a su capacidad para ser moldeados en diferentes formas y tamaños. Además, al ser transparentes permiten una fácil visualización del producto.

 

Sin duda, el mayor desafío de los embalajes de plástico llega por la vía de la sostenibilidad. En ese sentido, la industria trabaja incansablemente en innovación para lograr unos embalajes de plástico cada vez más reciclables y reutilizables.

 

  • Papel. El papel es un material clásico que se utiliza en una gran variedad de embalajes, desde bolsas hasta envases de alimentos. Entre sus ventajas destaca su alta reciclabilidad.

 

  • Metal. Los embalajes de metal —como, por ejemplo, de aluminio— proporcionan una alta protección contra factores externos como la luz y la humedad. Son ligeros, resistentes y presentan altos niveles de reciclabilidad y reutilización.

 

Cómo optimizar los embalajes desde un punto de vista medioambiental

 

Sin duda, la sostenibilidad es un factor cada vez más determinante a la hora de plantear la fabricación de cualquier producto, y los embalajes no son una excepción. Optimizar los embalajes desde un punto de vista medioambiental pasa por medidas como:

 

  • Minimizar el exceso de embalaje. Se trata de reducir el tamaño y el peso del embalaje para disminuir la cantidad de material utilizado. Muchas de las recomendaciones y del trabajo de Ecoembes, a través, por ejemplo, de sus Planes Empresariales de Prevención y Ecodiseño, van en esta línea.

 

  • Diseño eficiente. Crear embalajes que se adapten al producto de manera eficiente es otra medida que se puede adoptar desde el ecodiseño para reducir los residuos.

 

  • Materiales sostenibles. Se trata de elegir materiales y materias primas reciclables o biodegradables para reducir la huella ecológica.

 

 

  • Educación y sensibilización. Dentro de esa misma colaboración público-privada, también está la responsabilidad de informar a los consumidores sobre cómo desechar adecuadamente los residuos de envases y embalajes para su posterior reciclaje y promover la reutilización.

 

  • Transporte eficiente. El embalaje está íntimamente relacionado con el concepto de logística. Por esta razón, su impacto ambiental también tiene mucho que ver con el transporte. Embalajes que permitan albergar mayor cantidad de producto en el mismo volumen o que estén diseñados de tal manera que aprovechen mejor el espacio en los camiones y centros de almacenaje serán siempre bienvenidos. También una política de rutas optimizada —con trazados más eficientes o con vehículos más limpios desde el punto de vista del combustible consumido— contribuyen a reducir la huella ambiental de los embalajes.

 

  • Evaluación de ciclo de vida. Es importante realizar un completo análisis del ciclo de vida (ACV) de los embalajes para comprender mejor su impacto ambiental desde la extracción de materias primas hasta su disposición final. Este análisis es clave para identificar áreas de mejora.

 

  • Investigación y desarrollo. La industria envasadora no deja de trabajar en nuevos desarrollos que permitan encontrar soluciones de embalaje más sostenibles. Esto puede incluir la exploración de nuevos materiales o el desarrollo de técnicas de fabricación más eficientes y respetuosas con el medio ambiente.

 

  • Cumplimiento normativo. Cumplir con la normativa ambiental vigente y, en particular, con la específica sobre envases y embalajes es otra de las claves para lograr unos embalajes más sostenibles.

 

A continuación, haremos un repaso por algunas de esas leyes en el ámbito español.

 

Normativa sobre embalajes en España

 

En España, distintas normas afectan a los envases y embalajes. Es un marco legal amplio y en constante renovación, que responde a los requerimientos de la Unión Europea en esta materia y que pone especial énfasis en la gestión de los residuos de los envases y embalajes. Las principales normas, y también las más recientes, en este terreno son:

 

 

El Real Decreto 1055/2022 establece determinadas obligaciones y objetivos de prevención, reutilización, marcado, material reciclado y ecodiseño que las empresas deben aplicar de manera individual.

 

 

La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una Economía Circular entró en vigor el 10 de abril de 2022. Esta ley revisa y actualiza la anterior legislación acerca de esta materia vigente en España e incorpora al ordenamiento jurídico español las modificaciones introducidas por la Directiva (UE) 2018/851, una directiva que ataca directamente a la generación de residuos, y no solo a sus impactos, e incorpora expresamente la obligación de realizar una transición hacia una economía circular.

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