Ciclo de vida de un envase

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La concienciación sobre el reciclaje está cada vez más instalada en la población española. La correcta separación de los de envases tanto en los domicilios como en otros ámbitos es un primer paso decisivo para alcanzar unos niveles óptimos de reciclaje y reutilización. A partir de esa acción entran en juego una serie de procesos que nos permiten optimizar el tratamiento de estos residuos y para los que resulta clave conocer cuál es el ciclo de vida de un envase.

 

Qué es el ciclo de vida de un envase y por qué es importante

 

El ciclo de vida de un envase consiste en perfeccionar las sucesivas fases por las que pasa un envase a lo largo de su vida. Etapas que incluyen las fases de extracción de las materias primas, la producción, la distribución, el uso y el tratamiento tras el consumo del producto. Esta concepción supone que no hay que centrarse en un único aspecto, como, por ejemplo, de qué material se fabrica el envase, sino que hay que ampliar el análisis a todo el proceso de la vida de un envase.

 

En el año 2014 el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) publicó un informe en el que se concluía que el análisis del ciclo de vida de un envase es una herramienta imprescindible para conocer el impacto ambiental que genera. En ese sentido, en los años 70 del siglo pasado ya se desarrolló una metodología de Análisis de Ciclo de Vida (ACV) que sirve para estimar el impacto ambiental de los envases teniendo en cuenta todas las fases de su ciclo. Así, hoy se sabe que aproximadamente el 80% del impacto ambiental de un envase queda determinado durante la fase de diseño.

 

Ciclo de vida de un envase

 

Etapas del ciclo de vida de un envase

 

  • Extracción de materias primas. Gas y petróleo para los plásticos o madera para los envases de cartón.
  • Procesos de fabricación. Entre otros aspectos, el impacto de esta fase está relacionado principalmente con el consumo de energía.
  • Logística. El transporte de los productos ya fabricados requiere a menudo de grandes desplazamientos debido a que las etapas productivas ocurren en distintos lugares geográficos.
  • Uso de los productos por el consumidor final. En esta etapa el usuario final hace uso del material ya transformado en un producto final: envases, contenedores, bolsas, entre otros.
  • Fin de vida. Una vez que el envase es utilizado por el consumidor final, pasa a su etapa de fin de vida, generándose los residuos que requerirán de diversos tratamientos según el material empleado.

 

Mayor sostenibilidad del ciclo de vida de un envase

 

Gracias a los avances experimentados en investigación e innovación para el tratamiento de los materiales utilizados para la fabricación de envases, se han marcado una serie de pautas para mejorar la sostenibilidad del ciclo de vida de un envase.

 

Seleccionar materias primas que tengan un menor impacto ambiental es una de las primeras recomendaciones. Una mayor utilización de materias primas renovables y de energías limpias va a mejorar la sostenibilidad del ciclo de vida de un envase. En ese sentido, es conveniente que los materiales que se adquieran cuenten con certificaciones referidas al origen del material y al cumplimiento de unos determinados requerimientos ambientales –como las ecoetiquetas ambientales (ISO 14024 e ISO 14025)– o al perfil ambiental –como la declaración ambiental de producto (ISO 14023), la huella de carbono de producto (ISO 14067), la huella hídrica (ISO 14046) o la huella ambiental de producto–.

 

También en el proceso de fabricación se pueden aplicar medidas que van a influir decisivamente en las siguientes fases del ciclo de vida de un envase. Es importante aplicar procesos de fabricación o de envasado que exijan un mínimo consumo de energía, agua y otros recursos materiales, generando de esta forma la menor cantidad posible de emisiones y residuos. Todo ello desde un doble prisma: el técnico, con el uso de las tecnologías de fabricación más vanguardistas y eficientes, y el de la gestión de producción, mediante la implantación de modelos que permitan a conseguir el máximo valor y evitar despilfarros en los consumos de recursos.

 

Plásticos y cartón son los materiales más utilizados para la fabricación de envases, en especial de los envases domésticos ligeros. Por ello, si se sustituye la tipología clásica de envases por otros con diseños más ligeros se favorecerá la reducción del material empleado. También es factible mejorar la relación entre contenedor y contenido de los envases optimizando el gramaje (peso por unidad de superficie) y/o el espesor (distancia entre la superficie interna y externa del envase).

 

Estos y otros factores van a acarrear una mayor sostenibilidad en cuanto a la logística, transporte y distribución. Otros aspectos como la geometría de los envases, la disposición del contenido para conseguir el mínimo volumen de envase o la concentración del producto (por ejemplo, detergentes o suavizantes concentrados) también influyen notablemente. Un correcto diseño de los envases permitirá ajustar los embalajes de transporte para aprovechar mejor el espacio. Por otra parte, el diseño de rutas de transporte, adquirir o contratar los medios de transporte energéticamente más eficientes, así como la utilización de biocarburantes, como el biodiesel o el bioetanol, permitirá reducir el consumo de recursos no renovables y las emisiones contaminantes.

 

El objetivo será aplicar diseños que simplifiquen el montaje de los envases y/o embalajes para reducir los tiempos de preparación y la cantidad de recursos para el envasado. De esta manera se lograrán mejoras ambientales en todas las etapas del ciclo de vida, reduciendo costes en la cadena de valor del envase (por ejemplo, menos costes logísticos y menos coste del punto verde de los envases domésticos).

 

Ciclo de vida de un envase

 

El posconsumo, última etapa de ciclo de vida de un envase

 

Un decálogo publicado por Ecoembes señala las acciones necesarias para que, partiendo del diseño de los envases, estos puedan ser debidamente reciclados. Sus recomendaciones son las siguientes:

 

1) Componentes del envase fácilmente separables: etiquetas, tapones, soportes de distintos materiales…

2) Envases que se puedan plegar si exceden de 1 m x 13 cm en el caso de los envases de papel/cartón y de 30 centímetros de diámetro si se trata de envases de plástico, metálicos o briks. De esta forma los consumidores podrán introducirlos fácilmente en los contenedores oportunos.

3) Utilizar materiales compatibles entre sí (envase y componentes como etiquetas, tapones, precintos…).

4) Utilizar materiales de diferente densidad. Durante los procesos de reciclado de envases plásticos se realiza una separación entre materiales por flotación/decantación. Por ello, las densidades de los materiales utilizados en los distintos componentes del envase deberían ser diferentes a la del cuerpo principal.

5) Etiquetas que no cubran más de 2/3 del envase.

6) Color. El color negro y los colores muy oscuros, al absorber la totalidad de la luz emitida por los sistemas de separación óptica, impiden la correcta clasificación automática del envase.

7) Mejor envases sin color que coloreados. Para envases de PET son preferibles los envases translucidos o transparentes a los opacos. El material reciclado obtenido de envases muy coloreados tiene menos aplicaciones finales que el procedente de envases sin color, por lo que reduce su valor en el mercado. Además, algunos de los aditivos utilizados para dar opacidad, podrían interferir en los procesos de fabricación de ciertos productos obtenidos a partir de PET reciclado.

8) No usar tintas no incluidas en el listado de exclusión de tintas de la EuPI, Asociación Europea de Tintas.

9) Usar adhesivos solubles en agua a 85ºC o adhesivos Hot Melt solubles en álcali. Los adhesivos no solubles podrían incorporar contaminantes al material reciclado, al no poder ser eliminados durante los tratamientos de lavado que forman parte del proceso de reciclado.

10) Evitar el uso de siliconas siempre que sea posible.

 

Sin embargo, el reciclaje del plástico no es ilimitado, ya que se va degradando según el tipo de plástico. El plástico PET (Tereftalato de polietileno) es el más utilizado por la mayoría de fabricantes de bebidas, ya que, tras ser reciclado a través de distintos procesos, da lugar al r-PET, totalmente seguro para poder reutilizar en nuevos envases. De esta forma se contribuye a la economía circular.

 

En cuanto al reciclaje y reutilización del cartón se calcula que puede ser reutilizado hasta 25 veces con una degradación mínima. Ello dependerá del proceso de preparación de la materia y la cantidad de recogida y reciclaje obtenida.

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