La economía circular es el nuevo sistema económico y social que busca producir bienes y servicios aprovechando los recursos y reduciendo el consumo de materias primas, agua y fuentes de energía.
Es la alternativa al modelo económico lineal actual, basado en la extracción, producción, consumo y eliminación.
Lejos del actual sistema lineal de ‘usar y tirar’, apuesta por otro mucho más respetuoso con el medio ambiente que permite extender la vida útil de los productos y darles una segunda vida mediante la prevención, la reutilización, reparación y reciclaje, convirtiendo los residuos en recursos.
Promueve la optimización de los materiales y residuos, alargando su vida útil y minimizando el coste ambiental de los procesos.
Consiste en incorporar la variable ambiental como un criterio más, al igual que lo es el coste o la calidad, a la hora de tomar decisiones en el proceso de diseño de los productos y servicios, teniendo en cuenta cada una de las fases de su ciclo de vida, desde su concepción y producción, hasta su eliminación.
El 80% del impacto medioambiental de un producto se decide en su fase de diseño
El packaging, como elemento que conserva y protege el producto para que llegue en perfectas condiciones al consumidor, y que también lo presenta y trasmite los valores de marca, se ha convertido en fundamental para las empresas.
El ecodiseño de los envases juega una especial relevancia dentro del ecodiseño del producto envasado en su conjunto.
Ecoembes es la organización creada para que las empresas envasadoras cumplan con sus obligaciones de recuperación y reciclaje de residuos de envases domésticos establecidas en la normativa nacional y comunitaria de la manera más eficiente y sostenible posible, garantizando su circularidad.
Coordinamos y facilitamos la recogida selectiva de residuos de envases en España y ayudamos a las empresas a integrar el ecodiseño en la fabricación de sus envases. Una labor en la que estamos firmemente comprometidos y con la que queremos contribuir a la sostenibilidad ambiental alcanzando la circularidad de los envases.
La sostenibilidad no es solo una cuestión puramente ambiental. Su alcance va mucho más allá, y se convierte en un aspecto fundamental en lo social y lo económico. Las empresas deben contribuir a impactar en positivo.
Contribuir a la economía circular como empresas, significa lograr ser sostenibles en otras patas esenciales del desarrollo.
Personas
Beneficios
Planeta
La CSRD (Directiva Europea de Reporte de Sostenibilidad Corporativa), vigente desde 2024, es una normativa que exige a las grandes empresas informar de forma estandarizada y transparente sobre su impacto ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza). Establece indicadores ambientales clave como emisiones (GEI, net-zero), uso de recursos, biodiversidad y Economía Circular (materiales secundarios, gestión de residuos y diseño circular), además de métricas en las áreas Social (empleo, derechos humanos) y de Gobernanza (ética y riesgos ESG).
El consumidor es un motor de cambio para la economía circular: es generador de demanda para modelos más circulares, como la compra por servicios o el mercado de segunda mano, es esencial en la recuperación de materiales, por su papel en el reciclaje y tiene un gran poder dada su creciente exigencia de transparencia y trazabilidad en los productos. Por tanto, el cambio en los hábitos de consumo del consumidor es decisivo para apoyar un modelo de economía circular que apueste por la reparación, la reutilización, la reducción… en definitiva, el aprovechamiento de los productos y materiales en este modelo económico. De ahí que informar, concienciar e implicar al ciudadano es clave para avanzar hacia una economía más circular.
El informe de la Asociación Española de Normalización (UNE), disponible en TheCircularCampus, proporciona una relación completa de las normas (UNE, EN, ISO, IEC) que apoyan la transición hacia la Economía Circular. Estas normas son el punto de partida para la comunicación y la implementación de medidas en tu organización. Encontrarás información sobre pautas de implementación, requisitos de materias primas secundarias, recomendaciones de diseño circular, evaluación y comunicación de características de circularidad de productos, y eficiencia en infraestructuras.
El primer paso para iniciar la transición hacia la economía circular es realizar un diagnóstico integral de la empresa (procesos, actividad y cadena de valor) e identificar objetivos. Un análisis de materialidad es clave para definir las áreas críticas por las que empezar. El punto de partida mínimo supone: Mapear los flujos de materiales y recursos para identificar materias primas, transformación y puntos de desperdicio o dependencia no renovable; e Involucrar a equipos clave, que deben ser transversales y comprometidos con el cambio, más que especializados.