Huella ecológica: qué es y ciclo de vida

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De la misma forma que un simple paseo por la playa dibuja pisadas en la arena, cualquier actividad realizada por los seres vivos deja tras de sí una huella. Y, en función de la naturaleza de esas actividades, a veces no es positiva. Para medir el alcance y gravedad del impacto en el medioambiente que tienen las acciones humanas, especialmente las económicas y empresariales, se creó el concepto de huella ecológica.

 

¿Qué es la huella ecológica? Definición

 

La huella ecológica es un indicador creado en la década de los 90 por William Rees y su entonces alumno Mathis Wackernagel como parte de la investigación de doctorado de Wackernagel en la Universidad de Columbia (1). Se trata de un índice que mide la cantidad de terreno biológicamente productivo (tierra y agua) que se necesita por persona para producir los bienes y servicios necesarios para mantener su estilo de vida (2). Dicho de otro modo, mide cuánta naturaleza consumimos y cuánta realmente necesitamos (3).

 

Otra de las características de la huella ecológica es que establece la cantidad de recursos que consumen individuos, gobiernos y empresas y la compara con la capacidad de regeneración biológica del planeta. Una medida que permite determinar hasta qué punto estamos empujando los recursos naturales más allá de sus límites. 

 

Análisis del ciclo de vida y su relación con la huella ecológica

 

Aunque la huella ecológica es un indicador y como tal puede ser medido de forma puntual, su naturaleza hace que solo adquiera verdadero sentido cuando es tomado con perspectiva temporal y en términos de evolución. En ese sentido, la huella es más el resultado de un proceso que de un hecho aislado. Por esa razón, la huella ambiental está íntimamente relacionada con una la metodología que sí tiene en cuenta esa evolución temporal: el análisis del ciclo de vida. 

 

La norma ISO 14040 define el análisis de ciclo de vida como «una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto: compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del sistema, evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos del estudio». 

 

Los ACV analizan todo tipo de cargas ambientales a lo largo de las distintas etapas del producto, desde la extracción de las materias primas hasta el final de su vida útil. A nivel regulatorio, Europa promulgó la Recomendación 2021/2279 de la Comisión Europea de 16 de diciembre sobre el uso de los métodos de la huella ambiental para medir y comunicar el comportamiento ambiental de los productos y las organizaciones a lo largo de su ciclo de vida (8). En su exposición de motivos, esta norma resulta que “es esencial disponer de mediciones e informaciones fiables y correctas sobre el comportamiento ambiental de los productos y de las organizaciones para la toma de decisiones ambientales a diversos niveles”. 

 

Otros dos indicadores que pueden incluirse dentro del análisis de ciclo de vida vinculados al impacto ambiental de empresas y productos son la huella de carbono y la huella hídrica. Se trata de herramientas de diagnóstico ambiental cuantitativas con las que identificar los efectos medioambientales provocados a lo largo del ciclo de vida de un producto.

 

 

Tipos de Huella ecológica

 

La huella ecológica se puede clasificar principalmente en las siguientes categorías:

 

Huella de Carbono

 

La consultoría climática Carbon Trust define la Huella de Carbono como «la medida de la cantidad de emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) producidas directa o indirectamente por personas, organizaciones, productos o eventos».

 

Este indicador incluye la cantidad de CO2 equivalente. La Guía para el cálculo de la huella de carbono y para la elaboración de mejora de una organización elaborada por el Ministerio para la Transición Ecológica define el CO2 equivalente como «una unidad universal de medida que indica el potencial de calentamiento global (PCG) de cada uno de los gases efecto invernadero, expresado en términos del PCG de una unidad de dióxido de carbono». Se utiliza para evaluar la liberación (o el evitar la liberación) de diferentes gases efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono.

 

La medición de la huella de carbono ayuda a las empresas a tomar decisiones relacionadas con el uso energético realizado durante los procesos productivos y cuál es su efecto en el entorno, así como a identificar los medios y tecnologías necesarias para disminuir este impacto. En las normas ISO 14040 y 14044 se desarrolla la metodología para poder realizar el cálculo de la huella de carbono.

 

Para esto es necesario realizar un inventario en el que se registren todos los datos de utilización de recursos materiales o energéticos, de transporte y generación de residuos.

 

Huella hídrica

 

El concepto de huella hídrica fue introducido por Arjen Hoekstra y Hung, de UNESCO-IHE en 2002, como un indicador alternativo del consumo de agua. Este indicador se regula en la norma ISO 14046 en la que se define como la recopilación y evaluación de las entradas, salidas y potenciales impactos ambientales relacionados con el agua utilizada o afectados por un producto, proceso y organización.

 

Este indicador se calcula para identificar el impacto -tanto de consumidores como de productores- y recoge tanto los volúmenes de consumo de agua como los contaminados. En él se reconocen distintos tipos de agua:

 

  • Huella hídrica azul: volumen de agua dulce consumida de los recursos hídricos del planeta (aguas superficiales y subterráneas).

 

  • Huella hídrica verde: volumen de agua evaporada de los recursos hídricos del planeta (agua de lluvia almacenada en el suelo como humedad).

 

  • Huella hídrica gris: volumen de agua contaminada que se asocia con la producción de los bienes y servicios.

 

Para el cálculo de la huella hídrica, según establece la norma ISO 14046:2014, deben establecerse las siguientes fases: definición de objetivos y alcance, análisis del inventario de la huella hídrica, evaluación del impacto e interpretación de los resultados.

 

Este indicador permite identificar la etapa del ciclo de vida de un producto en el que se consume agua y el tipo de agua que se está consumiendo. Por otro lado, también ayuda a lograr una mayor eficiencia en la gestión del agua a nivel de productos, procesos y organizaciones.

 

TheCircularCampus cuenta con el curso de formación Herramientas de Diagnosis Medioambiental, en el que se detallan las distintas herramientas de diagnóstico ambiental que pueden aplicarse en los análisis del impacto ambiental de los envases, así como su metodología de aplicación.

 

Ejemplos de huella ecológica en la vida cotidiana

 

Las actividades humanas generan un impacto ecológico, y no hace falta irse hasta las grandes industrias para encontrarlo. Estos son algunos ejemplos de cómo las rutinas diarias de las personas también generan huella ecológica.

 

  • Generación de residuos. Según los últimos datos disponibles en Eurostat (2023), cada ciudadano europeo genera 511 kg de residuos municipales. Esta cifra da una idea de la cantidad de huella de carbono que, en forma de contaminación, se está produciendo diariamente en el seno de la UE. 

 

  • Movilidad. Según el MITECO (4), el sector transporte representa el 30,7% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en España. La movilidad es, por tanto, una de las principales fuentes de contaminación del planeta, especialmente en los entornos urbanos.

 

  • Consumo de alimentos. El consumo de alimentos es otra de las vías cotidianas (e inevitables) de generar huella ecológica. Y es que todo el ciclo de vida de los alimentos tiene un impacto en la naturaleza. Por ejemplo, según el Centro para la Naturaleza y el Clima, del Foro Económico Mundial, un kilo de carne de res produce 130 kilogramos de CO2.

 

  • Consumo de agua. El agua es un elemento esencial para la vida que los seres humanos usamos para hidratarnos, para cocinar o para nuestra higiene personal. Pero se derrocha en exceso. Según el INE, en España cada ciudadano consume una media de 128 litros de agua al día (5).

 

  • Consumo energético. La energía basada en combustibles fósiles, tanto en los hogares como en las industrias, es otra de las brechas por las cuales se escapa huella ecológica en el mundo. Según el Observatorio Climático, el sector de la energía representó el 15,8 % de las emisiones totales nacionales en 2023.

 

 

 

Cómo reducir la huella ecológica: estrategias prácticas

 

De la misma forma en que las actividades cotidianas generan una gran huella ecológica, también está en la mano de los ciudadanos reducir ese impacto en la naturaleza. Para ello, pueden recurrir a una serie de estrategias prácticas como: 

 

  • Movilidad sostenible. El viraje hacia modelos de movilidad sostenible está en marcha. La llegada paulatina de los coches eléctricos, el uso del transporte público, las soluciones de movilidad compartida, los vehículos de movilidad personal (VMP) o caminar para trayectos cortos son algunas de las alternativas que ya están al alcance de los ciudadanos. 

 

  • Consumo responsable. Reducir los consumos de energía y agua, evitar el desperdicio de alimentos o apostar por la reutilización de envases y productos, en línea con los pronunciamientos de la economía circular, son otra poderosa palanca de cambio en los comportamientos ciudadanos. 

 

  • Gestión de residuos. La gestión responsable y eficiente de los residuos, por ejemplo, a través de la recogida selectiva de envases, como la que ponen en marcha los distintos SCRAP, como el gestionado por Ecoembes, en colaboración con Ayuntamientos y empresas, es otra de las fórmulas con las que la ciudadanía se implica activamente en la reducción de la huella ecológica

 

 

¿Por qué es crucial reducir nuestra huella ecológica?

 

Según Global Footprint Network, la entidad fundada por Mathis Wackernagel,  responsable de las métricas sobre las que se sustenta la huella ecológica, la humanidad necesitaría alrededor de 1,7 planetas Tierra para mantener sus necesidades actuales de recursos (8). Estas cifras hablan con claridad del imperativo de reducir drástica y rápidamente la huella ecológica de la humanidad. Hacerlo tendría efectos directos en la mitigación del cambio climático, la preservación de la biodiversidad, la regeneración de los recursos naturales y la mejora de las condiciones de vida sobre el planeta.

 

 

 

Referencias

 

(1), (3), (8) https://www.footprintnetwork.org/about-us/our-history/

 

(2) https://www.miteco.gob.es/es/ceneam/exposiciones-del-ceneam/exposiciones-itinerantes/huella-ecologica.html

 

(4) https://www.miteco.gob.es/es/cambio-climatico/temas/mitigacion-politicas-y-medidas/definicion-difusos.html

 

(5) https://www.ine.es/dyngs/Prensa/es/ESSA2022.htm#:~:text=El%20consumo%20medio%20de%20agua,92%20euros%20por%20metro%20c%C3%BAb

 

(6) https://www.mivau.gob.es/ministerio/proyectos-singulares/prtr/vivienda-y-agenda-urbana/programa-de-ayuda-las-actuaciones-de-mejora-de-la-eficiencia-energetica-en-viviendas

 

 

 

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