Cómo gestionar la huella de carbono de los envases

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El planeta entero rema al unísono hacia la neutralidad de carbono como vía directa para detener el calentamiento global. Y es que en un contexto en el que la sostenibilidad ha logrado encaramarse hasta las primeras posiciones en la lista de prioridades de la mayoría de las naciones, reducir la huella medioambiental de las distintas actividades económicas se ha convertido en una misión tan urgente como imperativa para empresas y gobiernos. Una de esas tareas en las que las empresas se han embarcado para mejorar su desempeño ambiental tiene que ver con la gestión de la huella de carbono de los envases.

 

¿Qué es la huella ambiental?

 

Pero antes de adentrarnos en el mundo de los envases, conviene aclarar qué se entiende por huella de carbono: es un indicador ambiental que mide la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) liberados a la atmósfera durante su ciclo de vida. Así, por ejemplo, cada vez que se queman combustibles fósiles para la fabricación de un producto se liberan cantidades de estos GEI, como dióxido de carbono, metano, óxido de nitrógeno u ozono. La composición química de estos gases hace que absorban parte del calor del sol, lo que provoca que se incremente la temperatura global del planeta. Un simple dato basta para hacerse una idea clara de la gravedad del problema: según datos de Naciones Unidas, las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial se han incrementado en un 50% desde 1990, y en 2021 repuntaron hasta los niveles más altos de la historia.

 

Huella de carbono de un envase

 

Cuando hablamos de la huella de carbono de un envase nos referimos a la cantidad total de gases de efecto invernadero emitidos durante todas las etapas de su ciclo de vida; es decir, desde su fabricación y transporte hasta su uso y disposición final. Estas emisiones incluyen, principalmente, al dióxido de carbono, pero también pueden abarcar otros gases como el metano y el óxido nitroso. Es importante aclarar que la huella de carbono no solo se refiere a las emisiones directas generadas por el envase, sino que también considera las emisiones indirectas asociadas con la cadena de suministro y los procesos de producción.

 

¿Cómo se calcula la huella de carbono?

 

Disponer de una medida fiable y estandarizada de la huella de carbono es esencial para que las empresas puedan adoptar medidas de cara a reducirlas. Pero ¿cómo se puede medir esa derivada medioambiental de las actividades empresariales? La medición de la huella de carbono es uno de los indicadores de la huella ecológica que puede incluirse dentro del análisis de ciclo de vida de un envase para analizar todo tipo de cargas ambientales a lo largo de las distintas etapas del mismo, desde la extracción de las materias primas hasta el final de su vida útil.

 

Se trata de herramientas de diagnosis ambiental cuantitativas con las que identificar los efectos medioambientales provocados a lo largo del ciclo de vida de un producto. En el caso concreto de los envases, el cálculo de la huella de carbono es un proceso complejo que requiere la consideración de múltiples factores interconectados y desarrollados a lo largo de todo su ciclo de vida. Entre ellos:

  • Los materiales utilizados en la fabricación del envase tienen un impacto significativo en su huella de carbono. Un envase de cartón, por ejemplo, es menos contaminante que una botella de vidrio. Los materiales plásticos tienden a tener una mayor huella de carbono debido a su proceso de producción a base de petróleo. En contraste, los materiales reciclados o procedentes de fuentes renovables contribuyen decisivamente a disminuir la huella de carbono de los envases.

 

  • Producción. La energía y los recursos utilizados en la fabricación del envase contribuyen a sus emisiones de carbono. Esto incluye la energía requerida para la extracción de materias primas y los procesos de producción del envase. La eficiencia en el uso de energía y la adopción de tecnologías más limpias pueden reducir estas emisiones.

 

  • Transporte. Las emisiones asociadas con el transporte de productos envasados son un factor importante en el cálculo de la huella de carbono. Distancias recorridas, medios de transporte utilizados o eficiencia logística juegan un papel crucial en esta etapa. Optar por medios de transporte más sostenibles, como el transporte ferroviario o marítimo en lugar del transporte por carretera, puede disminuir significativamente las emisiones. Pero también el uso de soluciones de ecodiseño destinadas a disminuir el tamaño y peso de los envases o a facilitar su apilamiento y transporte, de manera que pueda distribuirse la misma o incluso mayor cantidad de producto con menos desplazamientos.

 

  • La forma en que el consumidor usa el envase también influye en su huella de carbono. Un envase reutilizable tiene menor huella de carbono a lo largo de su vida útil que un envase de un solo uso. Además, la durabilidad y la eficiencia en el uso del producto contenido en el envase también tienen un impacto en la huella de carbono global.

 

  • Disposición final. Las emisiones derivadas del tratamiento de residuos del envase al final de su vida útil también deben ser consideradas. La incineración, el reciclaje o la deposición en vertederos tienen impactos diferentes en las emisiones. En ese sentido, el fomento del reciclaje adecuado y la adopción de técnicas de gestión de residuos más sostenibles son esenciales para reducir estas emisiones.

 

  • Reciclaje. Es un elemento clave que tiene una incidencia enorme en la medición de la huella de carbono de un envase. Si nos atenemos únicamente a los materiales, plástico, vidrio o aluminio tardan mucho tiempo en descomponerse, por lo que resulta fundamental que este tipo de materiales puedan tener una segunda vida para ser reintroducidos en la cadena productiva a través del reciclaje.

 

Hacia los envases neutros en carbono

 

Reducir y neutralizar la huella de carbono de los envases se ha convertido en un objetivo prioritario y en una obligación legal para la industria envasadora. Organizaciones como Ecoembes, entidad que facilita la recogida y separación de residuos de envases domésticos en España, trabajan junto a administraciones y empresas para lograr ese objetivo a través de distintas iniciativas dirigidas a impulsar la economía circular, el reciclaje o el ecodiseño. A través de sus Planes Empresariales de Prevención (PEP) de residuos de envases, facilita a las empresas el cumplimiento de la Directiva Marco de Residuos 2008/98/CE. Su PEP 2021-2023 contempla 4.276

medidas destinadas a reducir el impacto ambiental, reutilizar, eliminar, reciclar, rediseñar y reducir el peso de los envases. No en vano, según datos del Informe Anual de Ecoembes 2022, en dicho año, el reciclaje de 1,6 millones de toneladas de envases permitió ahorrarle al planeta 1,69 Millones de toneladas de CO2 que no se emitieron a la atmósfera.

 

A medida que la tecnología avanza y la conciencia social en materia medioambiental aumenta, es de esperar que la industria envasadora continúe innovando y dando pasos para reducir su huella de carbono. En ese marco, la colaboración entre empresas, gobiernos y la sociedad en general será esencial para lograr un futuro en el que los envases no solo sean funcionales, sino también 100% sostenibles desde una perspectiva medioambiental.

 

 

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