La economía circular no es una opción más; es la única opción posible. Se trata de un sistema que surge como respuesta a un modelo aún en vigor, la economía lineal, incapaz de asumir el incremento de necesidades de la población si no es a costa de una paulatina degradación del medio ambiente y de la extracción abusiva de recursos naturales. Frente a ese modelo en el que prima la inmediatez –extracción de recursos, producción a gran escala, consumo desorbitado y abundantes residuos y desechos–, la economía circular viene a cerrar el círculo, a traer algo de pausa tanto a los procesos productivos como a la forma de consumir. Dentro de esa nueva concepción existen diferentes campos de acción de la economía circular, ya que se trata de un modelo que no pretende simplemente minimizar esos impactos negativos, sino que representa un cambio de paradigma, un sistema que genera oportunidades económicas y de negocios, y proporciona beneficios ambientales y sociales.
Según la Fundación Ellen MacArthur, “ es una alternativa atractiva que busca redefinir qué es el crecimiento, poniendo énfasis en los beneficios de la economía circular para toda la sociedad. Esto implica disociar la actividad económica del consumo de recursos finitos y eliminar los residuos del sistema desde el diseño. Respaldado por una transición a fuentes renovables de energía, el modelo circular es un sistema económico sostenible que crea capital económico, natural y social”. Tomando esta declaración como punto de partida, vamos a repasar a continuación cuáles son los diferentes campos de acción de la economía circular.
Campos de acción de la economía circular
Extracción
Un principio básico para la economía circular es la preservación y mejora del capital natural. El sistema de extracción de los recursos naturales utilizado hasta ahora ha dejado una fuerte huella en el medio ambiente. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la sobreexplotación obstaculiza la regeneración de esos recursos, que se aproximan peligrosamente a su agotamiento. Además, las consecuencias de estos excesos son palpables: deforestación, desertificación, desequilibrios en los ecosistemas, contaminación ambiental, progresivo aumento del calentamiento global y del cambio climático, etc. La escasez de recursos tiene, además, otras derivadas económicas: aumento de precios de productos básicos para la vida, desigualdades y situaciones de pobreza que en otras circunstancias tendrían más posibilidades de ser evitadas.
El primero de los campos de acción de la economía circular es, precisamente, reducir la extracción de recursos naturales que trae consigo ese consumo de productos no estrictamente necesarios. Inclinarse por productos locales y de temporada es una de las alternativas a esa extracción excesiva, una opción que, además, aporta otros beneficios como la reducción de la huella de carbono generada por producir y transportar productos que llegan de países lejanos y la sobreexplotación de cultivos en esos mismos países. También, con vistas a reducir los niveles de extracción, es importante alargar la vida de los productos gracias a la reutilización y el reciclado de los envases en la mayor medida posible.
Ejemplo de empresa que utiliza la extracción responsable de materias primas
Un ejemplo de medidas para combatir la desmesurada extracción de materias primas es el caso de Fontaneda, que lidera el programa Compromiso Harmony, bajo cuyo cultivo sostenible se cosecharon en 2020 en España unas 27.000 toneladas de trigo con la colaboración de 138 agricultores, pertenecientes a 11 cooperativas agrarias de Navarra, Aragón y Castilla y León.
Transformación
Son necesarias políticas empresariales que desarrollen prácticas innovadoras para obtener productos de forma sostenible. De esa forma, las empresas podrán mejorar y fomentar nuevos procesos de transformación gracias a la eficiencia ecológica. La meta es alcanzar el aprovechamiento de las materias primas recuperadas en la mayor medida posible.
La estrategia europea desde La Comisión Europea en el Pacto Verde Europeo planteaba en 2020 un nuevo Plan de Acción para la Economía Circular con propuestas sobre el diseño de productos más sostenibles, la reducción de residuos y el empoderamiento de los ciudadanos (como el “derecho a reparar”). Se prestaba especial atención a los sectores intensivos en recursos, como la electrónica y las TIC, los plásticos y envases, los textiles o la construcción. En 2021, la misma institución demandó medidas adicionales para avanzar hacia un crecimiento económico neutro en carbono, sostenible, libre de tóxicos y completamente circular en 2050.
Es en este punto es donde entra en juego el segundo de los campos de acción de la economía circular: la transformación hacia un desarrollo sostenible. Es vital que las empresas fomenten una transformación sostenible de las materias empleadas en la creación de sus productos. Para ello deben trabajar en investigación e innovación y en la aplicación de las nuevas tendencias tecnológicas para un uso eficiente de los recursos. Medidas como la gestión de los residuos, el ecodiseño o la reutilización, entre otras, permiten ahorrar dinero a las empresas mientras se reduce el total anual de emisiones de gases de efecto invernadero. Actualmente, la producción de los materiales que usamos diariamente son responsables del 45% de las emisiones de CO2.
Ejemplo de empresas una empresa que ha sabido transformarse
La empresa Nueva Pescanova, con su programa de sostenibilidad ‘Pescanova Blue’, se alinea con cuatro principios: planeta, personas, producto y comunidades, y abarca de forma transversal a toda su actividad, sea la pesca, la acuicultura o la elaboración de productos del mar. La gestión de la generación de residuos se extiende a todas las facetas productivas tanto a bordo de los buques, como en las granjas acuícolas y las plantas de elaboración. Además, aplica soluciones técnicas para optimizar el uso de materiales de los envases, como el ecodiseño, la reducción de galgas, y nuevos materiales y formatos para favorecer su reciclado.
Distribución
Como ocurre en los demás campos de acción de la economía circular, también la distribución y la logística requieren transformarse. El objetivo es que las empresas gestionen sus entregas de forma oportuna y eficiente, y con bajo impacto ambiental.
La logística no solo implica el transporte –su operación más visible–, sino que también guarda relación con diseñar estratégicamente una cadena de suministro. Para reducir los costes de transporte de las materias primas o las emisiones de carbono, pueden ser decisivas medidas como la búsqueda de proveedores locales y con cercanía geográfica, el establecimiento de modelos eficientes y organizados de envíos y la implementación de las TIC.
Los productos generados bajo el paraguas de la economía circular están hechos con materiales de menor carga ambiental, por lo que los sectores de la distribución y la logística deben acompasar sus actividades a modelos más sostenibles: mejoras en el envasado y embalaje de los productos hasta su entrega al consumidor o el rediseño de los procesos de almacenamiento, distribución, venta y atención al cliente, entre otras medidas, pueden ayudar a ese objetivo.
Un aspecto destacado es la llamada “logística inversa”, un conjunto de procesos para transportar los productos o residuos desde el consumidor hasta el fabricante. Y esto es aplicable tanto a la recuperación y reciclaje de envases, embalajes y residuos, como al retorno de los excesos de inventario, las devoluciones de clientes y los productos obsoletos o estacionales, es decir, crear estrategias de sostenibilidad para alargar la vida de los productos.
Ejemplo de una correcta distribución de mercancías
Mercadona lleva trabajando en la logística verde desde hace 25 años. Creó el palé de plástico higienizable reutilizable hasta 120 veces, así como las cajas plegables. Con estas y otras medidas ha logrado reducir el número de viajes de su flota disminuyendo el consumo de combustible y emisiones de CO2. Ya en 2017 la cadena de alimentación implantó el modelo de tienda eficiente creando plazas de aparcamiento con puntos de recarga para vehículos eléctricos, ubicados en los estacionamientos de 380 tiendas y que actualmente superan las 1.000.
Uso
Cada vez son más los consumidores responsables en sus decisiones de compra y que exigen un grado mayor de transparencia sobre el ciclo de vida de los productos y su sostenibilidad. El siguiente campo de acción de la economía circular reivindica una paulatina sustitución del ‘consumo’ por el ‘uso’ y del ‘uso’ sobre la ‘posesión’.
Para ello, las empresas han de perseguir la mejora de los sistemas productivos y analizar la eficiencia del producto y el impacto que genera su uso para que tengan la posibilidad de reutilizar los residuos o de abordar la reparación del producto. En definitiva, buscar la eficiencia máxima de los mismos. La clave está en modificar el modelo lineal –usar y tirar– por el de la economía circular. El fundamento de este modelo es alargar la vida de los productos y, al mismo tiempo, posibilitar la devolución de aquellos que llegan al final de su vida útil para que sus componentes puedan ser reutilizados en la fabricación de otros nuevos.
Estas nuevas formas de avanzar hacia una economía circular requieren cambios en diferentes áreas de los sistemas técnicos, sociales y económicos. No solo el mundo empresarial necesita implicarse; también las instituciones y, muy en particular, los ciudadanos, apostando por un consumo más responsable y ajustado a la sostenibilidad. Se trata de priorizar la función de los productos evitando la posesión en sí misma y de prescindir en lo posible de lo desechable.
Ejemplo de uso responsable de envases
La cadena de restauración Burger King puso en marcha en 2021 un proyecto en el que los envases de hamburguesas, así como los vasos, refrescos o café, pueden ser devueltos y usados continuamente. El consumidor tendrá la opción de pagar una tasa –como depósito– en el momento de la compra de su comida, que es reembolsada cuando se devuelve el envase. Burger King, a su vez, dirige cada envase para su limpieza y esterilización y posterior reutilización.
Recuperación
El último de los campos de acción de la economía circular es la recuperación. Los desechos pueden ser un recurso biológico que puede ser devuelto a la biosfera, o bien un recurso técnico que posibilita su reincorporación a un proceso industrial. En este último caso se producen grandes beneficios ambientales, como la conservación de recursos y la disminución de desechos y contaminación. Estos desechos que pueden ser reintegrados a la cadena de uso son de diversa etiología: papel, cartón, plástico, vidrio, metales ferrosos y no- ferrosos, textiles y orgánicos del flujo de desperdicios sólidos.
El objetivo del último de los campos de acción de la economía circular es garantizar la protección del medio ambiente y la salud humana reduciendo el uso de recursos naturales no renovables y reincorporando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos como materias primas secundarias. Para ello es necesario aplicar de manera efectiva el principio de jerarquía de los residuos, favoreciendo de manera sustancial la prevención (reducción), la preparación para la reutilización y el reciclaje de los residuos.
En este aspecto, adquiere gran importancia una correcta recuperación de la enorme cantidad de envases de todo tipo que consumimos en la vida diaria, especialmente los elaborados con plásticos. Instituciones como Ecoembes centran su actividad en hacer que todo el sistema que hay detrás del reciclaje de envases domésticos sea lo más eficiente posible gracias a la colaboración público-privada.
Ejemplo de empresas que recuperar sus residuos
La empresa Danone revaloriza el 95% de sus residuos y más del 98% de los mismos son reciclados y reutilizados en lugar de acabar en el vertedero. Esta política va más allá de las botellas de plástico, ya que la compañía envía sus residuos de cartón, plástico y vidrio a gestores especializados, asegurando su correcto reciclaje y su segunda vida como nuevos recursos.