Qué es la agricultura regenerativa y cómo puede beneficiar a las empresas del sector alimentario

Tabla de contenidos

El planeta no es una máquina capaz de fabricar alimentos de forma ilimitada. Sus recursos no son inagotables y, aunque tienen la capacidad de regenerarse, esta restauración se produce a un ritmo muy inferior al que la voraz demanda de la sociedad exige.  Con una población que en el año 2025 podría superar los 9.500 millones de personas, el peligro de un desabastecimiento global de alimentos es muy real. Se necesitan medidas urgentes que permitan recuperarse a los maltrechos recursos terrestres. Una de esas medidas es la agricultura regenerativa

 

¿Qué es la agricultura regenerativa?

 

La palabra «regenerativa», procede del latín regenerare, que significa dar nueva vida a algo que degeneró. La agricultura regenerativa parte de la idea de que el planeta Tierra es un ecosistema inteligente dotado con eficaces mecanismos de autorregulación y regeneración. Bajo ese prisma, la agricultura regenerativa toma a la naturaleza como modelo para replicar y apoyar esos mismos sistemas aplicados a la producción de alimentos. Para ello, se apoya en elementos como la biodiversidad, el ciclo del agua y el clima.

 

Según la Asociación Regeneration International, la agricultura regenerativa describe prácticas agrícolas y de pastoreo que revierten el cambio climático al reconstruir la materia orgánica del terreno y restaurar la biodiversidad del suelo degradado, lo que da como resultado una reducción de carbono y una mejora del ciclo del agua (1).

 

De acuerdo a esta visión, la agricultura regenerativa se traduciría en una práctica holística de gestión del suelo que se beneficia de la fotosíntesis de las plantas para mejorar la resiliencia de los cultivos, la densidad de los nutrientes de la tierra y la salud, la biota y la diversidad del suelo. Sus prácticas incrementan la biodiversidad, tanto superficial como subterránea, aumentan la capacidad de retención de agua y el secuestro de carbono. 

 

Beneficios clave de la agricultura regenerativa para el sector alimentario

 

Según la FAO, cada año se pierden 24.000 millones de toneladas de tierra fértil, por causa de las actuales prácticas agrícolas (2). Un sistema biomimético como la agricultura regenerativa no solo puede romper con esta dinámica degenerativa, sino que aporta numerosas ventajas para el sector alimentario. Entre ellas:

 

  • Mejora de la tierra. La agricultura regenerativa se plantea el trabajo agrícola no como explotación, sino como una relación más sana y equilibrada con el entorno que da a la tierra la oportunidad de regenerarse, respetando sus tiempos y permitiendo que el ciclo continúe. 

 

  • Garantía de suministro a largo plazo. Estos sistemas facilitan la recuperación del suelo y permiten asegurar la producción de cultivos futuros. 

 

  • Resiliencia de los cultivos. Un suelo saludable es un suelo más resistente frente a sequías, inundaciones, plagas y otros problemas. 

 

  • Diferenciación de marca. El apoyo a la regeneración del suelo y la biodiversidad, así como el uso de técnicas agrícolas inteligentes y basadas en naturaleza son elementos de diferenciación en un mercado cada vez más sensible a las cuestiones ambientales. 

 

  • Mejora de las relaciones con las comunidades. La implementación de sistemas regenerativos implica en muchos casos un trabajo estrecho con los agricultores locales, buenos conocedores de sus tierras y sus particularidades. Todo ello se traduce en un impulso de las economías y la producción local. 

 

  • Mayor productividad. Distintos estudios han demostrado que mejorar la biodiversidad de las explotaciones agrícolas no solo no pone en riesgo la producción, sino que la mejora (3). 

 

Cómo implementar prácticas regenerativas en la producción alimentaria

 

Se consideran prácticas de agricultura regenerativa aquellas que:

 

  • Contribuyen a generar o construir suelos y su fertilidad y salud. Entre ellas, la rotación y diversidad de cultivos o la reducción y eliminación de la labranza.

 

  • Aumentan la percolación –proceso por el cual el agua se mueve lentamente hacia abajo a través del suelo y las capas del subsuelo– del agua, su retención y la escorrentía –flujo de agua que circula sobre la superficie del suelo cuando la lluvia o el riego son mayores que la capacidad del suelo para infiltrarla– de agua limpia y segura. Básicamente, el suelo regenerado actúa como una esponja natural que reduce el riesgo de inundaciones, filtra el agua y mejora la disponibilidad de agua para las plantas. 

 

  • Aumentan la biodiversidad, la salud y la resiliencia de los ecosistemas. Esto se traduce en cultivos más resistentes y mayor estabilidad de los ecosistemas. 

 

  • Invierten las emisiones de carbono de la agricultura actual en una de secuestro de carbono, limpiando la atmósfera de los niveles heredados de CO2. 

 

Entre estas prácticas, podemos citar (4): 

 

  • Siembra directa o cultivo de pasto. La agricultura sin labranza –preparación directa del suelo para la siembra– se apoya en la teoría de que al alterar el suelo lo menos posible se reduce su erosión y las emisiones de CO2. Para ello se recurre a sembradoras especiales o sembradoras de discos.

 

  • Planificación del pastoreo. Consiste en hacer un uso rotativo de los pastos siguiendo el patrón de los animales al pastar. Cuando se desplaza de una zona a otra, el ganado consume hierba, produce estiércol natural y aumenta la fertilidad del terreno, lo que permite que la hierba de otros terrenos vuelva a crecer.

 

  • Cultivos de cobertura. Esta técnica consiste en mejorar el suelo en periodos entre dos cultivos comerciales mediante cultivos complementarios o de cobertura. De esta forma se evita dejar el suelo desnudo durante estos periodos, lo que favorece la salud del terreno, la retención del agua y reduce la erosión. 

 

  • Rotación de cultivos. Se trata de ir cambiando de cultivos en un mismo suelo en lugar de plantar los mismos una y otra vez. De esta forma, se mitiga el riesgo de sufrir plagas y enfermedades.

 

  • Cultivo ecológico. Trabaja con fertilizantes y pesticidas no químicos, lo que reduce significativamente el impacto negativo de estos sobre el entorno. 

 

Casos de éxito: empresas alimentarias que han adoptado la agricultura regenerativa

 

  • Rainforest Alliance. Aunque esta certificación de agricultura sostenible no se refiere específicamente a la agricultura regenerativa, sí promueve prácticas agrícolas destinadas a restaurar el suelo, aumentar la biodiversidad y mejorar los ecosistemas, objetivos todos ellos clave en la agricultura regenerativa (5). 

 

  • Nestlé. La compañía se ha propuesto obtener el 20% de sus ingredientes clave a través de la agricultura regenerativa para 2025, una cifra que subirá al 50% para 2030. Esto supone más de 14 millones de toneladas de ingredientes que respaldan las prácticas regenerativas. Lograrlo implica trabajar estrechamente con una red de más de 500.000 agricultores y 150.000 proveedores (6).

 

  • Danone. Su programa Farming for Generations es una alianza de ocho líderes agrícolas mundiales destinada a apoyar a agricultores que adoptan prácticas agrícolas regenerativas. Su objetivo es fomentar un sistema de producción innovador, regenerativo y rentable que proporcione bienestar a los animales y productos de calidad más saludables para los consumidores (7).

 

Retos y oportunidades en la adopción de la agricultura regenerativa

 

A pesar de sus ventajas, la implantación de la agricultura regenerativa se antoja aún lejana y enfrenta no pocos desafíos. Entre ellos:

 

  • Costes. La aplicación de técnicas de agricultura regenerativa supone fuertes inversiones iniciales derivadas del cambio de modelo productivo y la adquisición de equipos, tecnología y conocimiento especializado. Sin embargo, en el largo plazo estos costes se pueden ver compensados por unos cultivos más estables, resilientes y rentables. 

 

  • Mentalidad. Además de los costes, el modelo debe combatir también la prevalencia de una mentalidad educada en la sobreexplotación del suelo y los cultivos extensivos. 

 

  • Conocimiento técnico. Los métodos de la naturaleza se han ido perfeccionando a lo largo de millones de años. No sucede lo mismo con las técnicas de biomémesis de la agricultura regenerativa, que son relativamente recientes y requieren de un conocimiento muy especializado, incipiente y escaso. 

 

  • Mayor profesionalización. Se necesitan indicadores precisos y fiables que demuestren la eficacia de estos sistemas y su rentabilidad a largo plazo para convencer a los empresarios del sector de su adopción.

 

Conclusión: el futuro de la agricultura regenerativa en el sector alimentario

 

La agricultura regenerativa se posiciona como una solución que conjuga las crecientes necesidades de suministro de alimentos de la población mundial con las urgencias ambientales y la preservación del planeta. A su potencial como elemento restaurador del suelo y los ecosistemas se suman unas más que interesantes posibilidades económicas y una ventaja competitiva en el mercado.

 

En un entorno cada vez más marcado por la sensibilidad hacia la sostenibilidad, apostar por la agricultura regenerativa es una opción valiente pero también inteligente para las empresas del sector que aspiren a liderar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible, saludable y resiliente.

 

 

 

 

Referencias

 

(1) https://regenerationinternational.org/about-us-3/

 

(2) https://www.fao.org/in-action/action-against-desertification/overview/desertification-and-land-degradation/en/

 

(3) https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.aba1715

 

(4) https://eos.com/es/blog/agricultura-regenerativa/

 

(5) https://www.rainforest-alliance.org/es/certificacion/

 

(6) https://empresa.nestle.es/es/cvc/iniciativas-globales/generation-regeneration/agricultura-regenerativa

 

(7) https://regenerative-agriculture.danone.com/es/farming-for-generations/