Con el objetivo de demostrar la relación directa entre la huella de carbono y el reciclaje, las asociaciones europeas de gestión de residuos FEAD, CEWEP, el Grupo de la Industria del CDR y la Asociación Holandesa de Gestión de Residuos han patrocinado un estudio realizado por Prognos y CE Delft.
El trabajo destaca que la utilización de materias primas recuperadas será progresivamente más importante a la hora de reducir el uso de recursos y el cumplimiento de los objetivos de protección de clima y contrarestar el cambio climático y el calentamiento global. Así, calcula que aproximadamente 150 millones de toneladas de CO2 podrían reducirse si se cumplen las metas de la UE de reciclaje municipal.
El análisis concluye que evitar el flujo de materiales biogénicos -incluidos el papel, el cartón y los biorresiduos- hacia los vertederos permitirá alcanzar las mayores reducciones de CO2.
Las condiciones que apunta este trabajo para aminorar la huella de carbono y las emisiones de co2, pasan por incentivar la capacidad de reciclaje, adoptar medidas como el contenido reciclado obligatorio en los productos o por promover el ecodiseño y la reciclabilidad de los productos manufacturados.
El caso del gas metano
El estudio hace mención especial a las emisiones de gases de efecto invernadero, que es 86 veces más potente que el CO2 en un periodo de 20 años. Consciente de la necesidad de reducir esas emisiones, la UE ha puesto en marcha el Compromiso Mundial contra el metano. Recientemente, también China y Estados Unidos alcanzaron un histórico acuerdo en relación a las emisiones de metano en el marco de la COP26 de Glasgow.
Por lo que se refiere a la gestión de residuos, el sector ha adquirido el compromiso de reducir las emisiones de este gas en un plazo de 9 a 14 años siempre que se cuente con la participación de todas las partes interesadas.
Gestión integral de residuos
Esta investigación también destaca la importancia de la gestión integral de los residuos ampliándolos a los residuos industriales y comerciales, además del aumento del reciclaje y la vida útil de los productos así como la reducción de materiales que acaban en los vertederos, como bolsas de plástico no reciclables o latas de aluminio. En estos solo tendrían cabida residuos especiales, como por ejemplo el amianto, que no permite la recuperación de energía.
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