Normas para envases de plástico

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Desde su descubrimiento en el siglo XIX, el plástico ha sido un fiel aliado del ser humano. Este material, que aúna grandes beneficios en cuanto a durabilidad, versatilidad, dureza, seguridad o capacidad aislante, cuenta con un precio asequible y una enorme variedad de aplicaciones, sin ir más lejos, en materia de envases. Todo ello, ha hecho del plástico una suerte de comodín idóneo para todo tipo de industrias, incluyendo la alimentaria como recipiente para albergar, conservar y proteger alimentos o bebidas.

 

Sin embargo, a pesar de estas numerosas ventajas del plástico, desde hace unos años, y de forma particular, los envases realizados a partir de este material, se encuentran sometidos a una rigurosa vigilancia por parte de reguladores, autoridades medioambientales y sociedad en general. ¿La razón? La contaminación que pueden producir sus residuos si no son gestionados adecuadamente.

 

Consecuencia de este escrutinio, las normas para envases de plástico son sometidas a constantes revisiones cuyo denominador común es un progresivo endurecimiento de las medidas que regulan este tipo de envases, con especial atención a aquellas que se refieren a los envases de plástico de un solo uso. Analizaremos a continuación cuáles son las principales novedades en cuanto a normas para envases de plástico.

 

Normas para envases de plástico

 

Normas para envases de plástico y la preocupación europea

 

Dentro de su plan de acción de economía circular, la Unión Europea considera al plástico como un área prioritaria sobre la que intervenir debido a sus bajos ratios de reciclaje. Se estima que solo una cuarta parte del plástico recogido es reciclado, lo que obliga a una profunda revisión de las nomas para envases de plástico en clave circular. Recogiendo ese guante, la Comisión Europea aprobó en enero de 2018 la Estrategia Europea para el Plástico en una Economía Circular, en la cual se sientan las bases para una nueva economía del plástico que tiene en la reutilización, la reparación y el reciclado sus ejes principales.

 

Directiva (UE) 2019/904

 

Dentro de esta estrategia para el Plástico en una Economía Circular, el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo aprobaron la Directiva (UE) 2019/904 de 5 de junio de 2019 relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente. Se trata de uno de los principales instrumentos jurídicos con los que Europa trata de que la industria continental del plástico evolucione hacia unos pronunciamientos más circulares y sostenibles. La Ley tiene, entre otros objetivos, el de contribuir a la lucha contra la contaminación marina que provocan los artículos de plástico de un solo uso y los artes de pesca que contienen plástico.

 

Prohibición de los plásticos de un solo uso

 

Las autoridades europeas se han mostrado especialmente restrictivas en cuanto a los usos del plástico de un solo uso. Desde el pasado 3 de julio de 2021, y en virtud de la citada Directiva, platos, cubiertos, pajitas, palitos de globos y bastoncillos de algodón de plástico de un solo uso no pueden comercializarse en los estados miembros de la UE. Una prohibición que se extiende a los vasos, envases de alimentos y bebidas de poliestireno expandido, así como a todos los productos de plástico oxodegradable con microesferas de menos de 5 milímetros.

 

Con esta medida se pretende acabar con la comercialización de determinados productos de naturaleza desechable para los que existen alternativas de otros materiales menos contaminantes como papel, cartón o fibras naturales.

 

Además, la Directiva insta a limitar el empleo de otra serie de productos no reutilizables fabricados total o parcialmente con plásticos. Es el caso de toallitas higiénicas húmedas, artes de pesca, compresas, tampones y sus aplicadores, filtros para el tabaco, globos, vasos para bebidas o bolsas de plástico ligeras.

 

Una de las vías que la UE incorpora a sus normas para envases de plástico, de cara a fomentar  hábitos que eviten su uso en la medida de lo posible pasa por la implantación de un etiquetado unificado que informe al consumidor sobre la presencia de plásticos contaminantes en estos consumibles, al tiempo que le alerte acerca de sus efectos medioambientales y detalle la manera adecuada de desecharlos.

 

Otras medidas dirigidas a evitar el impacto de estos materiales es la ampliación de la responsabilidad de los productores para cubrir los costes de su correcta gestión y de limpieza de estos residuos en el entorno, medida que actúa a su vez como incentivo para el desarrollo de alternativas menos contaminantes, o la obligación para los estados miembros de recoger de manera selectiva el 90% de las botellas de plástico de un solo uso antes de 2029.

 

Las normas para envases de plástico va con retraso en España

 

La Unión Europea había dado a los Estados miembros un plazo de dos años para trasponer las disposiciones de la Directiva a sus propias normas para envases de plástico. Plazo que expiró el pasado 3 de julio de 2021. En España, sin embargo, esta transposición se prevé que no se producirá completamente hasta el 1 de enero de 2023, en el Real Decreto de envases y residuos de envase, actualmente en las últimas fases de su tramitación, marco regulador que desarrolla lo previsto para los envases plásticos en la Ley de residuos y suelos contaminados, cuya aprobación definitiva se produjo el pasado mes de abril.

 

A pesar de esta tardanza, España sí está aplicando ya parcialmente la Directiva Europea. Así, desde el pasado 3 de julio de 2021, está prohibida la introducción en el mercado español de los plásticos de un solo uso incluidos en el primer grupo (bastoncillos de algodón, cubiertos, platos, pajitas, agitadores de bebidas, bandejas y recipientes para alimentos y bebidas hechos con poliestireno expandido, palitos para globos y caramelos), lo que significa la exclusión de todos aquellos productos fabricados a partir de la fecha citada. Sin embargo, sí se permite la comercialización de aquellos que estuvieran en stock o cuyas existencias se encontraran en el canal de distribución con anterioridad a la misma. Esa es la razón por la cual todavía es posible encontrar tenedores o pajitas de plástico de un solo uso en tiendas y restaurantes españoles, una situación que aún se prolongará unos meses más. Respecto a los plásticos contaminantes del segundo grupo (toallitas higiénicas húmedas, artes de pesca, compresas, tampones y sus aplicadores, filtros para el tabaco, globos, vasos para bebidas, bolsas de plástico ligeras) en España ya es obligatorio su etiquetado.

 

Con todo, y a pesar de este retraso de cerca de año y medio en la transposición total de la Directiva, la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados española es ambiciosa en cuanto a su alcance y aspira a recuperar terreno rápidamente. Para ello, promueve distintas medidas orientadas a impulsar la reducción, la reutilización y el reciclaje de los envases de plástico.

 

Normas para envases de plástico

 

El plástico no es el culpable de todo

 

El sector del plástico asume los cambios en las normas para envases de plástico, si bien recuerda que el problema nunca va a ser el plástico en sí, sino la potencial mala gestión que se haga de sus residuos. Y advierte de los peligros de criminalizar injustamente a un material esencial en numerosas actividades humanas y que, además, también acredita numerosas ventajas medioambientales.

 

En ese sentido, las grandes asociaciones industriales vinculadas al sector del plástico como AIMPLAS (Instituto Tecnológico del Plástico), ANAIP (Asociación Española de Industriales de Plásticos), ANARPLA (Asociación Nacional de Recicladores de Plástico), AVEP (Asociación Valenciana de Empresarios de Plásticos),  CICLOPLAST (entidad que promueve la gestión ecoeficiente de los plásticos) o PlasticsEurope (Asociación Europea de Productores de Materias Primas Plásticas), desarrollaron recientemente la campaña #noculpesalplástico en la que reivindicaron las virtudes y ventajas del plástico y recordaron las buenas prácticas para garantizar el respeto con el medioambiente y los entornos sostenibles.

 

Entre estas virtudes, figuran la seguridad alimentaria que garantizan los envases de plástico y que tanto contribuyen a evitar el desperdicio de alimentos. Su facilidad de transporte y almacenaje, con los consiguientes ahorros en términos de combustible y emisiones de CO2, o su reciclabilidad son otros de los beneficios ambientales, no siempre suficientemente valorados, de los envases de plástico.

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