Uno de los sectores más destacados dentro del entramado económico y social de un país es, sin duda, la industria alimentaria. Como quedó de manifiesto durante la pandemia, la alimentación es una de las pocas cosas que siguen siendo esenciales cuando todo lo demás queda relegado a un segundo plano por una emergencia del calibre de la crisis sanitaria del Covid-19. Con confinamiento o sin él, disponer de recursos y suministros de alimentos suficientes para mantener a toda la población es una tarea esencial para cualquier sociedad, y eso convierte a las empresas de este sector en protagonistas clave del bienestar conjunto. Sin embargo, por la naturaleza de su actividad, la industria alimentaria es también una de la mayores generadoras de residuos que existen, y así es como deben gestionarlos y para ellos tenemos la normativa sobre gestión de residuos en la industria alimentaria
Los actores
Dentro de la industria alimentaria tiene cabida un extenso espectro de empresas que, o bien se dedican a una actividad específica dentro de la cadena de valor del sector, o bien abarcan varias de ellas. Dentro de ese amplio abanico, están las empresas de producción primaria (de agricultura, ganadería o pesca), las industrias de alimentación (transforman las materias primas primarias), empresas de almacenaje, transporte y distribución de alimentos o establecimientos de restauración. Además, los propios consumidores también generan residuos alimentarios en la medida en que adquieren productos de alimentación para ser consumidos dentro de sus hogares. Cada uno de estos actores tiene unas necesidades concretas y genera un tipo diferente de residuos.
La normativa
Muchos de los residuos que se generan dentro de la industria alimentaria son orgánicos o pertenecen a la categoría de residuos peligrosos, lo que obliga a extremar los protocolos y estándares de calidad de la gestión que se haga de los mismos para evitar potenciales riesgos para la salud de las personas, así como para el medioambiente. En ese sentido, la Unión Europea marca unas directrices a seguir que más tarde los Estados miembros se encargan de elevar a sus legislaciones nacionales. Así, el artículo 2 del Reglamento (CE) n.o 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 28 de enero de 2002, establece los principios y los requisitos generales de la legislación alimentaria, crea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y fija procedimientos relativos a la seguridad alimentaria y a los alimentos que se han convertido en residuos.
Legislación española sobre la gestión de residuos en la industria alimentaria
En España, la principal norma que regula los residuos es la Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular. Uno de sus artículos está dedicado a la reducción de la generación de los residuos alimentarios, que es uno de los grandes objetivos de Europa en relación a esta industria. El texto legal recuerda que este tipo de residuos “deben contar con un apartado específico en los programas de prevención y se establecen algunas medidas específicas dirigidas a las industrias alimentarias, las empresas de distribución y de restauración colectiva”.
Tipos de residuos
La industria alimentaria genera distintos tipos de residuos como resultado de su actividad.
- Residuos industriales. Se producen como resultado de los procesos de fabricación de las empresas del sector. Cartón, plástico, vidrio o madera son algunas de las fracciones más habituales.
- Biorresiduos o desechos biodegradables. Son los residuos orgánicos, aquellos que tienen materia orgánica en su composición. La mayoría de ellos son restos de comida no peligrosos que quedan sin consumir, como restos de cereales, frutas, carne o pescado. En menor medida, este tipo de desechos también pueden generarse en las propias fábricas de la industria o en los puntos de venta.
- Residuos peligrosos. Reciben un tratamiento especial ya que son susceptibles de causar graves problemas para la salud de las personas y el medioambiente. Se trata de aceites industriales, disolventes y otras sustancias y productos de uso industrial. La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, dedica su ANEXO I a tratar este tipo de residuos.
De cara a determinar qué residuos alimentarios son peligrosos o no, existe un listado europeo que los clasifica según su origen y naturaleza.
- SANDARCH. Son subproductos de origen animal no destinados a consumo humano. Se generan en la industria ganadera o durante la transformación de los alimentos de origen animal, por ejemplo, en mataderos. También están sometidos a un régimen especial en cuanto a su tratamiento, que viene marcado por El Reglamento (CE) Nº 1069/2009, del Parlamento Europeo y del Consejo y el Reglamento (UE) Nº 142/2011, de la Comisión Europea.
El Plan de Residuos
Cada empresa suele marcar su propia política de gestión de residuos y cuenta, idealmente, con un plan de residuos ad hoc. Este Plan de Residuos recoge toda la información relativa a la cantidad y el tipo de los residuos generados por la empresa. También debe especificar las acciones llevadas a cabo para su gestión, incluyendo una descripción pormenorizada de las operaciones realizadas para su separación, almacenamiento, recogida y valorización. En caso de producirse alguna incidencia, también debería consignarse en el plan.
El Plan de Residuos actúa como garantía frente a la Administración de que la empresa cumple con sus obligaciones relativas a su gestión, además de optimizar los procesos productivos y generar beneficios económicos para la organización.