En los últimos años la sociedad ha experimentado grandes avances en cuanto a su grado de sensibilización con el medioambiente. La ecología ha pasado de ser un asunto menor y un reducto reservado a unos pocos activistas a formar una parte cada vez más importante dentro de la agenda ciudadana a nivel global. El medioambiente ha entrado de manera transversal en la vida de las personas, y hoy es un factor que impacta en prácticamente todas las actividades humanas.
Una de esas actividades es el consumo. De un tiempo a esta parte, los ciudadanos han asumido un papel mucho más activo y empoderado en cuanto a sus decisiones de compra, hasta el punto de que exigen que los productos que adquieren cumplan con determinados estándares no solo de calidad, sino, cada vez más, de huella ambiental. La cuestión es, ¿cómo pueden saber a ciencia cierta que ese producto que están comprando cumple, efectivamente, con esos estándares sostenibles? Uno de los sistemas más fiables que existen para certificar ese cumplimiento es la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea.
Qué es la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea
La Etiqueta Ecológica de la Unión Europea o Etiqueta Ecológica Europea (EEE) es un sistema de certificación mediante el cual un organismo público e independiente certifica que un determinado producto cumple con unos criterios ecológicos previamente definidos y con aplicación en todo el ámbito comunitario. De esta manera, se ayuda a los consumidores a distinguir de manera fehaciente y rigurosa qué es un producto verdaderamente sostenible y qué un simple ejercicio de marketing medioambiental o de greenwashing.
A nivel visual, la etiqueta es un logotipo impreso en los envases de los productos. En ella puede verse una flor de tallo verde coronada por la letra “e” y las estrellas de la bandera europea. Los productos a los que se les haya otorgado la Etiqueta Ecológica Europea pueden mostrarla impresa en cualquier parte.
La Etiqueta Ecológica de la Unión Europea es gestionada por el Comité de Etiqueta Ecológica de la UE, organismo público que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea y de todos los Estados miembros de la UE.
Origen de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea
La Etiqueta Ecológica de la Unión Europea se creó en 1992 como una herramienta voluntaria que ayudara a empresas y consumidores a identificar, con información rigurosa y de base científica, aquellos productos que fueran respetuosos con el medioambiente a partir de unos criterios dados.
Sus antecedentes hay que buscarlos en 1978, año en que se creó certificación alemana Blue Angel (Der Blaue Engel), primera etiqueta ecológica del mundo. Más tarde llegaron las etiquetas de eficiencia de combustible que la industria del motor norteamericana comenzó a poner en los automóviles nuevos, y las de los electrodomésticos.
En su origen, el objetivo de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea era estimular el consumo de un tipo de productos que fueran ambientalmente respetuosos en detrimento de otros de su misma categoría que no tuvieran tan en cuenta esos factores en sus procesos de fabricación y comercialización. De forma paralela a la creación de la etiqueta, la Organización Internacional de Normalización desarrolló el grupo de certificaciones ISO 14000 para regular cómo debía ser ese etiquetado ambiental.
En la actualidad, la EEE forma parte del Plan de Acción Comunitario de Producción y Consumo Sostenible y Política Industrial Sostenible. Desde su creación, la etiqueta ha sido revisada en dos ocasiones, la última en el Reglamento (CE) nº66/2010 de 2010.
¿A qué bienes y servicios se aplica la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea?
Cualquier bien o servicio puede solicitar la etiqueta ecológica, a excepción de los productos alimenticios, las bebidas, los productos farmacéuticos y otros vinculados a usos médicos. Más de 37.000 productos europeos tiene en la actualidad la EEE, agrupados en 11 categorías de productos: limpieza, revestimientos, electrónica, jardinería, cuidado personal, textil, muebles, artículos para el hogar, pinturas y barnices, lubricantes y papel.
¿Qué criterios ha de cumplir un producto para obtener la etiqueta ecológica de la Unión Europea?
¿Y cuáles son esos criterios en los que se fijan los reguladores de esta certificación a la hora de conceder o no la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea?
La respuesta a esta pregunta no es sencilla, ya que estos criterios son numerosos y varían en función de la categoría de productos de la que se trate, pero básicamente se puede concluir que se sustentan en el potencial de mejora del medioambiente que presente ese producto, en sus perspectivas de penetración en el mercado y en la vialidad de las adaptaciones técnicas y económicas que serán necesarias para obtener la etiqueta.
Por lo general, los criterios tienen una validez de entre 3 y 5 años. Una vez transcurrido ese tiempo el Comité de Etiquetado Ecológico de la Unión Europea (CEEUE) los revisa o prolonga su vigencia por un nuevo periodo de tiempo. En caso de ser revisados, el titular de la licencia deberá renovar su contrato.
Para una empresa, el hecho de que sus productos obtengan la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea representa numerosas ventajas. En primer lugar, es una certificación reconocida en todos los países de la UE, lo que quiere decir que ese producto podrá comercializarse en todos los Estados miembros de la UE, además de en Noruega, Islandia y Liechtenstein.
Pero, sobre todo, es una forma sencilla y con todas las garantías de demostrar a sus clientes y potenciales clientes que su producto es lo que afirma ser desde el punto de vista ambiental, lo que tiene efectos evidentes en la reputación de la empresa.
¿Cómo es el procedimiento de solicitud de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europa?
La Etiqueta Ecológica de la Unión Europea es un instrumento que solicitan voluntariamente las empresas que deseen acreditar la sostenibilidad ambiental de sus productos. Para ello, deberán presentar una solicitud ante el organismo competente. Dependiendo de cuál sea la procedencia del producto para el que se solicita la etiqueta (de un solo Estado miembro, de varios o de un país de fuera de la UE), la solicitud deberá presentarse en un Estado miembro concreto o en uno cualquiera dentro del grupo entre los que vaya a comercializarse. En España, los organismos competentes para otorgar la Etiqueta Ecológica Europea son designados por las Comunidades Autónomas.
La solicitud de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europa lleva aparejado el pago de una tasa única en el momento de la solicitud y de un canon anual. Las tasas varían en función del tamaño de la empresa: entre 200 y 350 € en el caso de las microempresas; entre 200 y 600 € para las pymes, y entre 200 y 2.000 € para el resto de organizaciones. Por lo que se refiere al canon, asciende a 18.750 € para microempresas y pymes, y a 25.000 € para las demás. En función del caso del que se trate, existen reducciones de hasta el 30% para las tasas y de hasta el 25% para el canon.