¿Por qué hay un auge de envases de comida para llevar en hostelería?

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“¿Para tomar aquí o para llevar?” Hasta hace muy poco, esta pregunta, clásica en el mundo de la hostelería, parecía reservada para los clientes de un tipo muy determinado de establecimientos, como hamburgueserías, pizzerías, bares de bocadillos y, en general, de todos aquellos especializados en platos sabrosos, baratos y funcionales, pero que no se caracterizan ni por la alta calidad de sus ingredientes ni por un complejo proceso de elaboración. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho de un tiempo hasta esta parte, y factores como la pandemia, el cambio de hábitos de consumo, una creciente sensibilización social hacia la economía circular o una normativa, tanto en España como en Europa, que acompaña y empuja ese viraje social hacia la sostenibilidad han hecho que hoy el concepto de “take away ” haya dejado de ser patrimonio exclusivo de las cadenas de “comida rápida” o “comida casual”, y ahora llega a todo tipo de restaurantes, incluso a los de la alta gastronomía. En ese nuevo contexto en el que la comida viaja con mayor frecuencia que nunca del restaurante hasta los hogares, cobran una enorme importancia los envases de comida para llevar en hostelería.

 

Cambio de hábitos respecto a los envases de comida para llevar en hostelería

 

Uno de los muchos efectos colaterales de la pandemia de la covid-19 fue un crecimiento muy notable de la comida para llevar en hostelería. Las restricciones y el confinamiento provocaron que los negocios del sector tuvieran que adaptarse a esas nuevas circunstancias para poder sobrevivir. Muchos hosteleros que jamás se habían planteado otra opción que no fuera la de que su comida se consumiera en las mesas de sus establecimientos tuvieron que contemplar, a la fuerza, la de sacar sus platos fuera del restaurante, ya fuera distribuidos por repartidores o por los propios clientes.

 

En paralelo, surgieron empresas y plataformas especializadas en food delivery que facilitaron ese cambio de estrategia, de manera que los negocios no necesitaban contar con repartidores propios en plantilla para hacer esos envíos, sino que podían subcontratar el servicio con una de estas empresas. De este modo, de un día para otro, las ciudades de toda España se llenaron de ‘riders’ que cruzaban a toda velocidad sus calles transportando pedidos de comida para llevar.

 

Todos estos elementos favorecieron que, según datos del Grupo NPD, el porcentaje de restaurantes que ofrecían a sus clientes la opción del servicio a domicilio pasara del 11% a principios de 2019 al 30,2% a finales de 2021.

 

Pero, lejos de ser una cuestión puntual motivada por las circunstancias, una vez superada la pandemia, el delivery se ha establecido como un hábito consolidado en las rutinas de consumo de los españoles. Según Grupo NPD, esta modalidad representa ya el 7% del total del gasto en restauración con más de 400 millones de pedidos de comida a domicilio y una facturación de 2.600 millones de euros.

 

La percepción social de los envases de comida para llevar en hostelería

 

El crecimiento de los envases de comida para llevar en hostelería ha sido motivado por una diversidad de razones. Como se ha visto, los cambios de los hábitos de consumo es una de ellas. Otra es una evolución en la percepción social de la gestión que se hace de los alimentos y, más en concreto, de sus residuos o desperdicios.

 

Si hace unos años uno acudía a un restaurante y no lograba terminarse la comida que le habían servido, tenía dos opciones: dejar los restos para que fueran retirados junto con el plato y arrojados posteriormente a la basura o pedir que se los pusieran en un envase de comida para llevar para consumirlos más tarde en su casa. Pero muchas personas renunciaban a esta segunda opción. Este reparo a pedir los restos de la comida era directamente proporcional a la calidad del restaurante. En muchos establecimientos no se ofrecía al comensal esta posibilidad porque, al no tener obligación de hacerlo, no disponían de recipientes o envases para llevar.

 

Afortunadamente, el tratamiento que se da a la comida sobrante en los restaurantes ha cambiado de manera radical gracias al progresivo avance de la economía circular y a la mentalidad que subyace tras ella. Y es que, en un contexto de grave desabastecimiento alimentario a nivel mundial, la sociedad no puede seguir mirando hacia otro lado ante el enorme problema del desperdicio alimentario. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 30% de los alimentos que se producen en el mundo se pierde en algún punto del trayecto que media desde el primer eslabón productivo y los consumidores. Otro informe, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), estima que cada español tira 77 kilos de comida al año. En el apartado específico de la hostelería, un estudio de Unilever Food Solutions sitúa en el 7% el porcentaje de comida de restaurantes que acaba en la basura, lo que quiere decir que cada negocio de hostelería tira unos 2,5 kilos de comida al día, más de 63.000 toneladas al año solo en España.

 

Con estas cifras, parece claro que dejar que las sobras generadas en hostelería terminen en la basura no solo no es “poco refinado”, sino irresponsable e insolidario.

 

Envases de comida para llevar en hostelería: un derecho garantizado por Ley

 

El espaldarazo definitivo a los envases de comida para llevar en hostelería ha llegado por la vía de la legislación. El 22 de diciembre de 2022, entró en vigor el Real Decreto 1021/2022, que establece que los bares y restaurantes están obligados a tener a disposición de sus clientes la posibilidad de llevarse, sin coste adicional, las sobras de sus comidas. Para ello, deberán contar con envases aptos para el consumo que sean reutilizables o se puedan reciclar fácilmente.

 

Con esta norma, el Gobierno buscaba avanzar en la lucha contra el desperdicio alimentario, al mismo tiempo que en sostenibilidad y excesos de envasado, para lo cual también permite a los clientes de hostelería llevar sus propios recipientes para las sobras.

 

Anteriormente, la Ley 7/2022, de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular también hacía referencia a los envases de comida para llevar en hostelería, al establecer que desde el 1 de enero de 2023 se cobrará obligatoriamente por los recipientes plásticos de un solo uso a los consumidores, diferenciando su valor en el ticket de venta. La Ley señala una selección de productos plásticos no reutilizables de uso frecuente en hostelería como “cajas, con o sin tapa, utilizados con el fin de contener alimentos que están destinados al consumo inmediato, in situ o para llevar”.

 

Tipos de envases de comida para llevar

 

¿Y cómo deben ser los envases de comida para llevar en hostelería? La legislación indica que estos envases deben cumplir una serie de requisitos para garantizar la seguridad alimentaria y la comodidad del cliente. Deben ser ligeros, fáciles de transportar, resistentes, con posibilidad de reutilización y disponibles en distintos tamaños y formatos. También se permite que incluyan logotipos y publicidad del establecimiento.

 

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